Un tercer motivo que hace de Puerto Carreño una ciudad agradable es la alegría de sus habitantes. Hay en el centro de la ciudad un café llamado Radio Mango donde se reúnen propios y visitantes a conversar, enterarse de los últimos chismes, crear y propagar otros e inventar los más divertidos chistes.
He aquí dos de ellos. En la época de las campañas para la elección de los primeros alcaldes populares se hablaba de un indígena que aprovechaba cuanta situación se le ofrecía para ganar adeptos, por ejemplo trepándose a algunas de las rocas graníticas que rodean el pueblo y que son algunos de sus atractivos turísticos para desde ellas alentar a sus fieles seguidores con discursos como estos: “Parientes, ustedes votando por mí y yo ganando las elecciones pondré a los ricos a comer mierda”. Los paisanos enfervorizados lo aplaudían a rabiar. Uno de ellos le preguntó: “Y a los pobres qué?” y él le contestó:”¿A los pobres? Ni eso”.
Ya dijimos que Puerto Carreño se encuentra en la margen izquierda del Orinoco, frente a Venezuela. Por las tardes los habitantes y los turistas se pasean por el largo camellón a orillas del río, gozan de la frescura de la brisa vespertina, se deleitan degustando frutas frescas como piñas y papayas y mirando los espectaculares atardeceres. Pues bien, se organiza en las fiestas del pueblo una competencia que consiste en atravesar a nado el río hasta Venezuela, tocar la orilla del vecino país y regresar; gana el que primero llegue a playa colombiana de regreso. Cuentan las lenguas chismosas que en una ocasión el nadador que iba ganando la competencia se sintió morir agotado por el cansancio faltándole 5 metros para tocar playa venezolana y se regresó.
Hay otra razón, la cuarta, que hace de Puerto Carreño un destino encantador: la abundante pesca que ofrece el Orinoco. Allí se dan cita, en efecto, pescadores de todo el país, que pescan no solamente en el área de Puerto Carreño sino que remontan el Orinoco para entregarse a su deporte favorito. En todos mis viajes he encontrado allí pescadores de Manizales.
Puerto Carreño tiene 5 resguardos indígenas y en uno de ellos, llamado Guáripa, viví unas navidades memorables. Trepados en un cerro o tepuy o afloramiento rocoso como los llaman, pasamos un 24 de diciembre mirando por un lado, a nuestros pies, el río Orinoco y del otro, hacia el interior de las sabanas, un atardecer de los más bellos que he visto en mi vida.
Pegado al pueblo se encuentra el Cerro Bandera, así llamado porque en su cima se enarbola nuestro tricolor. Subirlo es paseo obligado para los turistas. La roca es granítica y de excelente adherencia, además de que en la piedra viva han tallado una escalera. El cerro se extiende hacia el sur por espacio de unos 200 o más metros. Desde su cima se observa todo el paisaje circundante de Puerto Carreño, se ve el ángulo recto que forma la desembocadura del Meta en el Orinoco, se observa el lento y poderoso discurrir de este río, el cuarto en longitud en el planeta, y levantando la vista hacia el interior de Venezuela se observan algunos de sus hermosos tepuyes y volviendo la vista a nuestro país se domina un amplio paisaje de sabanas. Me gusta subir al Cerro Banderas para observar desde allí los atardeceres.
Un quinto motivo son los alrededores de Puerto Carreño: las bocas del Meta y sus delfines, el sector de Ventanas, las bocas del río Bita y la reserva de Bojonawi. Por todo ello siempre invito a los colombianos a visitar a Puerto Carreño.
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