En mi entrega anterior hablé del libro Molinete y del diccionario con el que comienza y olvidé cumplir con la promesa hecha a algunos lectores que me pedían que hablara sobe el inexorable paso del tiempo y sobre la muerte. Me reclamaron de nuevo. Me sirvo del libro de marras para hablar del “incómodo” tema y lo hago porque el libro, como dije, no se consigue. ¿Es incómodo hablar de la muerte? Lo único cierto en esta vida es que algún día todos tendremos que enfrentarnos a ella y ojalá mirarla cara a cara. No faltan los que dicen que para morir nacimos. 
La gente cree que envejece porque vive; en realidad envejece porque no vive. (Panin).De acuerdo, envejecer es pesado. Pero es el único medio que se ha descubierto para vivir largo tiempo. (Saint-Beuve). La tierra atrae tanto que los viejos caminan curvados. (Proverbio armenio). Que no nos escuchen, eso es lo más tremendo cuando uno se hace viejo. (A.Camus). El marido a su esposa: ¿cuando yo muera me llorarás? Seguro, te lloraré, repuso ella. Las lágrimas me brotan por cualquier cosa. (F. Pananti). Señor, haz que la muerte me encuentre vivo. (Anónimo). Se sabe que algunos estuvieron vivos porque murieron. (L. Carrer). Un silogismo: los otros mueren, es así que yo no soy otro, luego yo no muero. (Nabokov). El hecho de morir no es un delito, lo mismo que el hecho de vivir no es un mérito. (Proverbio malgache). Todos indistintamente tenemos que conceder un muerto a Dios. (Proverbio noruego). Pasamos tantas veces al lado del cementerio que al fin caemos dentro. (Proverbio ruso). Nunca he comprendido por qué es considerado irregular el verbo morir, desde el momento en que morir es regular para todos. (Anónimo). La muerte es algo que no se puede hacer dos veces. (Proverbio italiano). Si Dios no hubiera inventado la muerte, nos comeríamos unos a otros. (Proverbio árabe). Es hermoso que al partir dejemos detrás un lugar limpio. (Siniavski). La muerte es un sueño sin sueños. (Napoleón). Se muere una vez solamente. ¡Y por mucho tiempo! (Molière). La muerte está hecha para no morir más. (Sertillanges). No puedo pensar que sufras desde que la muerte huele a resurrección. (Eugenio Montale). No todos los que siguen al féretro lloran al muerto. (Proverbio alemán). Para honrar a los muertos algunos llevan luto; otros, sus joyas. (G.Andréoli). Yo lloro a los que sobreviven, que son muchos más. (K.Kraus). El nieto de una de nuestras amigas estaba en el cementerio con la abuelita y leía las inscripciones de las lápidas. A mi amado esposo… a mi adorado hijo… El nieto tiene diez años y entonces se le ocurrió una pregunta interesante: A los que no los quieren, ¿dónde los entierran?(L.Green). Qué pena, todos los mejores están reunidos en el cementerio.(Anónimo). Los hombres son casi tan buenos con los muertos como malos con los vivos. (Indro Montanelli). 
Hay en el libro un apartado titulado: Las últimas palabras más o menos famosas. He aquí algunas: Pronto, una escalera. (Gogol). Muero gracias a la ayuda de muchos médicos. (Alejandro Magno). Acabó el espectáculo.(Emperador Augusto). Tan poco hecho y tanto por hacer. (Cécil Rhodes). Dios me perdonará, es su oficio. (Heine). Acuérdate del reloj, está colgado del respaldo. (El padre de Enzo Biagi). Ocho días de fiebre. Hubiera tenido tiempo de escribir un libro. (Balzac). ¡Luz, más luz! (Goethe). Morir, mi querido doctor, es lo último que voy a hacer. (Palmerston). 
Ahora dos pensamientos que yo encontré en sendos cementerios. Uno en Tulcán, Ecuador. “Al final de la partida, el rey y el peón vuelven a la misma caja”. Y el otro en el cementerio de Mompox, que es, que son, el cementerio y la ciudad, monumentos nacionales. En una lápida de mármol alguien escribió con carbón: Yo sí les dije que estaba enfermo.