Cuando hablamos de Solan hablamos del ferrocarril que en 2008 fue declarado Patrimonio de la Humanidad y con toda razón. En el corto trayecto de 102 kilómetros tiene 864 puentes y 102 túneles y debe sortear 900 curvas. Se lo denomina el tren de Kalka-Shimla, porque arranca en Kalka y termina en Shimla. Los ingleses están tan orgullosos de esta obra que se inauguró en 1903, que la colman de muchos elogios; uno de ellos la califica como la joya de la ingeniería en oriente. Dicen que los paisajes que desde este viaje en tren se gozan son fabulosos. Me hubiera gustado viajar en él pero yo estaba invitado a automóvil. Hay muchas anécdotas que se cuentan de la construcción de la vía. Una de ellas se refiere al túnel más largo llamado Barog, en honor de su constructor, el coronel Barog. Este ingeniero comenzó la construcción por ambas puntas, pero no pudo empatar los dos tramos, fue multado con una rupia y no pudiendo soportar la vergüenza se suicidó en la misma obra descerrajándose un tiro en la cabeza.
El tren, como muchos de montaña en el mundo, es de vía estrecha. La anchura de los rieles es de 762 milímetros, o sea 2 pies 6 pulgadas. En España en época de Franco hubo muchos trenes cuya anchura de rieles apenas sobrepasaba el metro o no llegaba a él. Oí decir, no sé si esa era la razón verdadera, que el dictador los mandó construir así para evitar una posible invasión europea procedente de Francia cuyos trenes son de anchura normal. Es famoso el trencito rojo que sube hasta Zermatt, el pequeño y hermosísimo pueblo suizo que se encuentra en la base del Matterhorn o Cervino, la montaña que durante muchos años fue considerada como la más bella del mundo. A Zermatt se debe subir a pie, en trencito o a caballo; allí no admiten automóviles.
El clima de Shimla es tan agradable que los ingleses en la época del Raj Británico escogieron la ciudad como estación de veraneo. Antes había sido Daramshala, pero el terremoto ocurrido allí en 1905 los hizo cambiar de sede.
Caminamos la calle donde los ingleses tenían sus residencias, verdaderas mansiones señoriales, casi palaciegas y todavía en pie. Mi cámara se extasió fotografiando casas de esa “belle epoque”.
Rematando la colina hay una plaza inmensa donde la gente se reúne por la tarde a conversar. Al frente hay una tarima levantada del suelo como unos 15 metros donde se presentan grupos de música y los espontáneos que quieran cantar también pueden hacerlo. Al lado hay una iglesia preciosa de la época colonial, dotada de hermosos ventanales. Se llama Christ Church. En esta plaza han erigido un monumento a Mahatma Gandhi y la inscripción así reza: "al padre de la patria”.
También visité el palacio del virrey inglés, el mandamás durante la colonia. Es un largo edificio, de belleza victoriana, de piedra oscura, dotado de inmensos jardines que la gente disfruta hoy para descanso los fines de semana. Durante la “hot wheather”, o estación caliente, también se trasladaban a Shimla el Comandante en jefe de las fuerza armadas, el comandante del ejército y muchos altos empleados del gobierno. Todos huían del sofocante calor de la región indo-gangeática.
Visitamos varios pueblos de campesinos, situados en filos de colinas y premiados todos con indefinibles paisajes de las montañas nevadas del Himalaya, que se explayan en el horizonte como inmenso telón. En la vía, de regreso, presenciamos una boda de campesinos. Los amigos del novio danzaban alegremente en la carretera, con tambores y flautas mientras la pareja los observaba.
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