Jawaharlarl Nerhu, primer ministro de la India, recibió al expulsado Dalai Lama y su séquito y les dio por morada Dharamsala; con ello desafiaba al coloso que era la China de Mao, pero debe saberse que la India también es un coloso. Y dada la gran afluencia de tibetanos budistas a Dharamsala, la ciudad es llamada con frecuencia el "Pequeño Tíbet" o la "Pequeña Lhasa". La llegada del Dalai Lama (décima cuarta encarnación de Chenrezi quien a su vez es tercera encarnación de Buda) puso a Dharamsala en la mira de todo el planeta: de la prensa, de los gobiernos, de filósofos y pensadores, de escritores, de las religiones, de los ascetas, de los que buscan profunda espiritualidad, de los hippies… Y así la ciudad es destino turístico de primer orden en la India.
La ciudad y todo el distrito de Kangra al que pertenece fueron primeramente territorio de Nepal y en 1848 pasaron a depender de la mentada Compañía Británica de las Indias.
El Dalai Lama …(¿nunca he contado la historia de cómo los tres últimos días de septiembre de 1973 en Roma, en la casa general de los Hermanos Maristas tuve el honor de servir al Dalai Lama...la cama, la comida…etc? Esa es una de las experiencias más grandes de mi vida) el Dalai Lama fundó en McLeodGang el Instituto tibetano de medicina y astrología. Existe en la ciudad la biblioteca de archivos y libros tibetanos y contiene 80.000 volúmenes, salvados de la barbarie comunista en el Tíbet. Este acervo editorial es uno de los más importantes tesoros de la tibetología en el mundo. Las calles abigarradas del pueblo están llenas de negocios de artículos y souvenires budistas y por todas partes se ven monjes con las sotanas rojas, los brazos descubiertos y la cabeza rapada. Algunos pasan con el rosario de 108 cuentas rezando la oración de la flor de loto: Omi mane padmeum. Se ven monjes de sotanas negras y blancas y viajeros que van, unos por turismo, otros en busca de espiritualidad. Por supuesto no faltan los hippies. En la residencia y templo del Dalai Lama tienen un monumento en mármol negro a los mártires tibetanos y budistas de la violenta e inhumana ocupación de China que quiere a toda costa eliminar el budismo. Mi tiempo en McLeodGang también fue de reflexión y descanso espiritual.
Visité la hermosa iglesia gótica del Raj Británico, adornada con magníficos vitrales y que se llama St. John in the wilderness. Se encuentra en un bosque de pinos y rododendros. Allí están enterrados importantes personajes del gobierno británico en la India.
Fui, desde luego, a visitar el conjunto llamado Masroor Rock Cut Temple, a pocos kilómetros de Dharamsala. Se trata de 15 templos monolíticos tallados hace mil años en roca calcárea y que pertenecen al estilo indo ario. Frente a ellos hay un gran estanque. Se dice que los tallaron los Pandavas.
Regresé a la ciudad del Dalai Lama a entrar a los templos a rezar, a sentarme y meditar un poco, a pensar en tantas cosas bellas que nos ha dado la vida y a admitir con tristeza que mi viaje a la India se acababa.
Había visitado tres ciudades, las tres en los predios de los inmutables Himalayas. Chadigarh, ciudad prodigiosa que salió de las manos del arquitecto más grande del siglo XX, Le Corbusier y donde un artista humilde y grande, Nek Chand, construyó el fabuloso Jardín de rocas. Shimla, la ciudad colgada de las nubes y Dharamsala, pueblo de paz, donde todo huele a incienso y el alma se hunde en búsquedas íntimas, espirituales, Nirvanas y reencarnaciones. Sí, la India es "incredible", increíble.
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