Sigamos con Lahore, la segunda ciudad de Pakistán, cuya capital es Islamabad. La pérdida de Lahore fue un duro golpe pues era una ciudad muy querida para los indios. Apasionado como soy del mundo helénico, la ciudad de Lahore me ha interesado. Formó parte del imperio mogol del cual fue capital entre 1584 hasta 1598, en la época de Akbar el Grande, el más famoso de los emperadores mogoles (mogoles, no mongoles). Después fue capital del imperio sij y a partir de 1947, como ya dijimos, pasó a pertenecer a Pakistán, siendo arrancado de la India.
Y ¿del mundo helénico qué? En el siglo IV antes de Cristo cuando Alejandro Magno pasó por aquí Lahore se llamaba Paura y la gobernaba el rey Poros que opuso feroz resistencia al gran conquistador. Presento excusas a los lectores por la digresión, pero es que el tema helénico y alejandrino me engolosina.
Chandigarh quedó, pues, como capital de Punjab indio y además de otro estado, el de Haryana. A raíz de la partición y pérdida de una parte del codiciado estado de Punjab surgió en la India la idea de construir una nueva ciudad que fuera capital de la parte India. El primer Ministro Jawaharlal Nerhu así lo decidió en 1952. Chandigdarh terminó siendo capital de dos estados, Punjab y Haryana.
El sitio para la nueva ciudad había sido escogido en 1948 y el Plan Maestro se le confió al americano Albert Mayer. El arquitecto Mathew Nowicki se encargaría de los aspectos arquitectónicos de las construcciones. Infortunadamente este murió y Mayer renunció a seguir con los proyectos, que fueron confiados, entonces, al famoso arquitecto suizo Le Corbusier que se encargó de todo el trabajo, o sea del Plan Maestro y de los aspectos arquitectónicos. Así surgió la moderna Chandigarh, prodigio de la arquitectura mundial. Esta es la ciudad que me disponía a visitar. Tres arquitectos se unieron al proyecto de Le Corbusier y fueron los esposos Maxwell Fry y su esposa Jane B. Drew, además de Pierre Jeanneret, primo de Le Corbusier y de nacionalidad francesa. Otros dos arquitectos conocidos fueron P.L.Verma y P.N. Thapar. Le Corbusier trabajó en la ciudad hasta 1965, año en que se ahogó nadando en la Costa Azul. El médico se lo había prohibido y unos pescadores encontraron su cadáver; parece que murió de infarto.
La primera impresión que tuve a mi llegada a Chandigarh fue de frescura, amplitud, libertad y limpieza. Cuando la ciudad se construyó según lo planeado hubo reticencia de parte de los inversores, pero poco a poco se dieron cuenta de que era un magnífico lugar para sus intereses y mucha gente ha querido venir a vivir aquí, pero deben hacerlo en las afueras porque así lo decidieron los planificadores para no perturbar el Plan Maestro y la vida de los habitantes.
Lo primero que visité fue el taller de Le Corbusier, conservado ahora como museo. Allí están diseños, maquetas, fotografías, planos, cartas, en fin todo lo referente a los planificadores de la ciudad. Y desde luego el famoso plano de la ciudad. Tan orgullosos están de su ciudad los habitantes que el plano aparece por todas partes, en calles, avenidas y plazas. La ciudad se encuentra a la entrada de los Himalayas, más exactamente en la cordillera de Shivalik que se alarga por 2.400 kilómetros y avanza hacia las fuentes de los ríos Indo y Bramaputra. En tiempos antiguos esta cordillera se conocía con el nombre de Manak Parbat. El paisaje de montañas desde la ciudad es fabuloso.
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