Hablábamos de los animales con los que nos topamos en las carreteras y los caminos de Canadá. Unas 15 veces nos acercamos a los caribúes que comían yerba al borde de la carretera. Todos eran machos, mansos y bellos, dotados de enormes cornamentas. Son los mismos renos, llamados también rengíferos y son los que tiran del carruaje de Santa Claus en Navidad. El encuentro más curioso ocurrió con una familia de ciervos que en un parqueadero de un Parque Nacional se acercaban a oler los tubos de escape de los vehículos estacionados. Daban la vuelta a los carros y volvían a los tubos de escape. Llegamos a pensar que les gusta el olor de la gasolina y obviamente pensamos en los gamines que se dopan oliendo los tanques de gasolina de los vehículos.
En los caminos encontrábamos marmotas y ardillas, todas ellas muy mansas. El espectáculo más bello que nos brindó el mundo animal fue el ver en un tronco una familia de ardillas, compuesta por papá, mamá y cría. La madre daba de mamar al pequeñín mientras el padre miraba. En una pradera vimos dos bisontes. Nos habían advertido del peligro si nos acercábamos demasiado a ellos porque pueden lanzarse furiosos contra los curiosos así que nos mantuvimos a respetable distancia. De un nido instalado en lo alto de un poste voló un águila llevando en sus garras un pescado. Le hicimos una espectacular foto. Siguiendo por la carretera vimos una decena de nidos instalados todos en los postes. Nos contaron que se trata precisamente de águilas pescadoras que se instalan cerca de los lagos para de ellos obtener el alimento. Todos estos encuentros con animales salvajes fueron gratificantes, pero no tuvimos la suerte de lograr el que más ansiábamos, ver un puma en su medio natural. Sabíamos que no era fácil. Este felino por lo general huye de la presencia del hombre y sus razones poderosas para ello tiene.
De vez en cuando aparecen caribúes en las calles de las ciudades y más a menudo mofetas, liebres, coyotes, cabras monteses. En el “downtown” de Calgary hay un bello monumento a un toro, a un jefe indio ataviado con todas sus tradicionales vestimentas y tocados, y también a 5 feministas, famosas en la historia de Canadá.
Los indios que habitaron en la provincia de Alberta fueron los blackfoots, los nakotas-sioux (o assiniboines), los beavers, los chipewyan y los cree. Manitoba es la provincia canadiense que posee mayor número de “first nations”, como llaman aquí a los aborígenes.
En Montreal se celebraron los juegos olímpicos de verano de 1976 y Canadá ha sido el organizador por excelencia de los juegos olímpicos de invierno. Precisamente en la ciudad de Calgary, que es la base para mis excursiones, se celebraron los olímpicos de invierno en 1988 y todos los días cuando pasábamos temprano hacia las Montañas Rocosas veíamos el gigantesco trampolín que se construyó para los saltos de los esquiadores y que todavía está en uso. Las otras dos ciudades canadienses donde se han escenificado los juegos olímpicos de invierno son Vancouver y Winnipeg.
Mi primer día en las montañas a pesar de que el tiempo no nos acompañó como queríamos, pues el cielo estuvo gris, fue memorable. Durante largo tiempo en el viaje por carretera hacia las Rocosas el monte Cascade, con su inmensa y bella mole de la que se desprenden varias cascadas, domina el horizonte. Nos dirigimos hacia tres lagos de su entorno: Minnewanka, Two Jack y Johnson.
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