Andrés Hurtado García
El asunto es sencillo: la inmensa mayoría de turistas que visitan a Italia, (tal es el caso colombiano) no salen de Venecia, Roma y Florencia. Y las razones son evidentes, se trata de tres ciudades que atraen por su innegable “pedrigree”. Incluso en estas tres ciudades hay rincones, monumentos, lugares, cementerios, que los turistas de masa no visitan o por desconocimiento, o porque las agencias de viajes escogen lo fácil y más llamativo o porque los viajeros dedican más tiempo al “shopping” o a fiestas. A este respecto creo haber contado aquí, hace muchos años, lo que viví en un periplo por las islas griegas, terminando en Creta y visitando también a Estambul. Yo iba invitado por el gobierno y me juntaron con una familia que hacía el mismo recorrido. En los trayectos por tierra íbamos en una buseta. Por el tono pensé que eran costeños de Colombia pero resultaron ser una familia rica de Panamá. Papá, mamá y dos muchachas de unos 18 o 20 años, muy atractivas por cierto. Las dos siempre se quedaban durmiendo en el vehículo, no bajaban a ver los monumentos y las ciudades, porque “estamos cansadas de ver piedras”. La verdad es que todas las noches en los hoteles se trasnochaban con rumba y trago. El padre, que parecía tener algo de cultura, casi las obligó con palabras fuertes a visitar en Cnosos, Creta, lo que queda del famoso laberinto de Dédalo donde se encerró al Minotauro. Se rebelaron y no bajaron del bus. La madre, por su parte, en Estambul, no quiso visitar ninguno de los monumentos, mezquitas y palacios que hacen de la ciudad una de las tres más bellas del mundo. Todo el tiempo hablaba de compras y solo quería andar de “shopping”.
Pero volvamos a lo nuestro. No quiero decir con esta historia que los colombianos que visitan las tres ciudades italianas de marras, sean como las ignorantes muchachas panameñas. No quiero decir eso. Simplemente recordar que en Italia hay muchas más cosas y regiones por visitar, algunas tan interesantes como la misma Roma. Por ejemplo Puglia y Sicilia.
¿Por qué digo que tan interesantes como las tres ciudades? Porque ninguna de estas posee los paisajes de espectacular belleza que poseen Puglia y Sicilia. Cuando Gianna Bressan de la Cámara de Comercio Italiana para Colombia, me invitó a Italia, me propuso visitar estas dos regiones y me las describió como de suprema belleza. Yo ya había visitado Roma, Venecia y Florencia y me puse a investigar sobre la propuesta de Gianna y vi que tenía razón no más mirando las imágenes que aparecen en internet de las dos regiones. Me informé además leyendo y leyendo. Así que acepté gustoso y sobre todo agradecido la invitación.
Nuestra primera visita sería a Puglia, Apulia en castellano. Los que la conocen y conocen toda Italia dicen que es una de las regiones más fascinantes que han visitado en Europa y destacan las playas de ensueño y los castillos normandos, suabos y españoles, las monumentales iglesias del barroco, además de la eglógica belleza de los enormes cultivos de olivo, trigo, viñedos y frutales. ¿Ah, y los trulli! De Milán, cuya Expo visitamos y todavía con el bello recuerdo de ver a los extranjeros dichosos comiendo arepas y bebiendo jugos de nuestras frutas, tomamos el avión para atravesar toda Italia hasta llegar al sur, a la bota italiana, cuyo tacón íbamos a recorrer durante una semana, muy corta por cierto para tantas bellezas que no alcanzamos a conocer. En el aeropuerto de Bari nos esperaba Alessandro Mondelli, nuestro generoso anfitrión.
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