Andrés Hurtado García
Y llegamos a Alberobello, la ciudad más curiosa de todo el sur de Italia. Veníamos viendo diseminadas en la campiña unas casas de formas curiosas, terminadas en punta, para decirlo de manera coloquial. Son los “trulli”. Se trata de típicas casas rurales de forma circular exterior y cuadrada en el interior. El suelo es rocoso y el material para las construcciones se encuentra por todas partes. Las piedras se colocan unas sobre otras, en seco, sin mortero. Los techos de los “trulli” son de forma cónica. El origen de los “trulli” se pierde en la noche de los tiempos y es curioso comprobar que en Turquía, a cientos de kilómetros de distancia de la bota italiana, se encuentran construcciones similares en un pueblo descrito por el Génesis y que se llama Harran.
Subimos a un mirador para tener una vista total del pueblo. Con razón dicen que este pueblo es uno de los más sugestivos del mundo. Todos los viajeros coinciden, coincidimos, en que se trata de un pueblo fantástico de hadas. El conjunto total de bóvedas cónicas es maravilloso. Todo en él, casas, “ateliers” de pintores y artistas, restaurantes, negocios, oficinas del gobierno, hasta la iglesia, son “trullis”. Recorrimos el pueblo con Gianna Bressan y Alessandro Mondelli, al que acompaña su novia que acababa de ganar en Beirut el premio de Miss World Next Top Model 2015. Se trata de una bella y espigada modelo venezolana. La calle central se desarrolla en suave ascenso. A lado y lado se alinean “los trulli”, todos decorados con inmenso gusto de modo que recorrer tanto la calle central como las adyacentes y entrar a los “ateliers” y hacer fotos se lleva la mañana entera alegremente invertida. Venden muchas artesanías en toda clase de materiales, especialmente en cerámica y camisetas con textos curiosos como este "Todas las madres dicen que sus hijos son lo más hermoso del mundo; en mi caso mi madre ha exagerado". En otra camiseta se lee: "En mi casa no necesitamos google. Mi esposa lo sabe todo”. Y en una tercera: “La víbora que mordió a mi suegra murió envenenada”. El nombre del pueblo, que significa árbol bello, viene de unos bosques de encinas que hubo en otro tiempo.
Cerca de Alberobello se encuentra Locorotondo. Como su nombre lo indica es un pueblo cuyo perímetro es redondo y se encuentra elevado sobre la llanura circundante. Una enorme y bella iglesia sobresale en todo el conjunto y se llama San Giorgio, San Jorge.
Visitamos enseguida el pueblo de Martina Franca cuyo Palacio Ducal, que llena todo el costado de la plaza Roma es fabuloso y data de la segunda mitad del siglo XVII. La iglesia de San Antonio es de estilo gótico y la iglesia de San Martín pertenece al estilo barroco de Martina Franca. En una puerta vimos una guirnalda azul y nos explicaron que cuando nace un niño colocan la guirnalda para que los amigos y vecinos se enteren. De la excelente gastronomía nos obsequiaron con unas “tetas de Venus”, unos deliciosos pasteles típicos de la región. El penúltimo hotel al que nos invitaron se llama Tenuta Monacelle, rodeado de viñedos y bosques de pinos. Hace trescientos años fue un convento de monjas y todas las construcciones, desde la recepción, el restaurante, las oficinas y las habitaciones son “Trullis”. El hotel, de una impresionante belleza, es un verdadero remanso de paz. Antonio Ladisa, el manager del hotel, nos invitó esa noche a una espléndida cena, de la que hablaré en el siguiente artículo.
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