Sobre usted, Representante, tengo una visión de lejanía. Lo he visto muchas veces hablando por televisión y pare de contar. También lo he leído con manejo de una prosa tranquila, matizada de provechosas reflexiones. De mis visitas a los pueblos de Caldas como coequipero de Ómar Yepes, he percibido que su nombre se ha enraizado en casi todos ellos. De otra parte, admiro su capacidad para abrir puertas. Ha ingresado a la gran política que maneja sutiles palancas en la ciudad de Bogotá. En estos momentos es usted una estrella naciente con proyección nacional.
Como Presidente de la H. Cámara de Representantes le corresponde fiscalizar el funcionamiento de todas las Comisiones, entre ellas la de Acusación, convertida hoy en preocupante foco de impunidad. La opinión la ve como un muladar infeccioso de repugnante imagen, enquistada, para escándalo, en el organigrama del país.
Como abogado que en el pasado ejerció intensamente la profesión en el área penal, expongo un caso concreto sobre unos magistrados venales que solo producen asco, hoy adheridos como verrugas en el poder judicial. ¿Cómo, pregunto, unos jueces de la más alta jerarquía, hediondos porque son agria carroña, siguen administrando justicia?
Salud Hernández Mora la incisiva colaboradora dominical de un importante diario nacional, sintetizó el drama vergonzoso en estas lapidarias palabras: "La pestilente Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura". Si los homicidas de la Ley tuvieran un ápice de honor, debieron de inmediato denunciarla por injuria y calumnia y no quedarse callados, como batracios, ante este INRI que los coloca como protagonistas de la más relajada inmoralidad. Yo he escrito en este periódico, que es mi casa espiritual, unos artículos señalándolos como delincuentes, y esos halcones de la corrupción han tenido que guardar silencio. ¡Cuántas veces habrán actuado ladera abajo, cuántas sentencias suyas serán perjuras, en cuántas habrán desnucado la justicia!
Estos son los hechos sórdidos que denuncio: El señor Manuel Antonio Rincón Guevara, esposo de la parlamentaria Lucero Cortés, presentó una queja disciplinaria contra el abogado Juan Carlos Salazar. El quejoso utilizó a su mujer para que hiciera valer su coyuntural poder como legisladora ante el Consejo Superior de la Judicatura, convirtiendo a los Magistrados Jorge Alonso Flechas Díaz, Angelino Lizcano Rivera y Julia Emma Garzón de Gómez, en obedientes lebreles de la indecente picardía. Al magistrado Rafael Vélez Fernández del Tribunal Seccional de Cundinamarca le correspondió investigar la denuncia contra el abogado Salazar. Como consecuencia de las gestiones de la "honorable" Representante Cortés, transmutó en lacayos suyos a los magistrados Flechas, Lizcano y Garzón. Éstos iniciaron una serie de habilidosas trapisondas ante el magistrado Vélez Fernández, presionándolo para que sancionara al abogado Salazar. Vélez, colocado contra la pared por sus superiores, denunció la intriga miserable, organizada por Cortés y los magistrados corruptos. La Honorable Corte Suprema de Justicia en sentencia del 23 de mayo de 2012 condenó a sesenta meses de prisión a la parlamentaria por tráfico de influencias de servidor público y hace graves reflexiones sobre la desabrochada coautoría de unos magistrados que humillaron la majestad de la justicia para arrodillarla ante una mujer que pretendió amparar las ambiciones de un consorte sin moral.
La H. Corte, determinó: "…serán enviadas copias de esta decisión, así como de las que integran la calificación del mérito del sumario, con destino a la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, para los fines consiguientes".
Señor Presidente de la Cámara: los magistrados Flechas, Lizcano y Garzón son más escandalosamente depravados que la parlamentaria. La señora Cortés es una política intrigante, no abogada, matrimonialmente sometida a los caprichos de su consorte. Su delito, aunque repugnante, es explicable. Pero… y los ¿magistrados de conciencias putrefactas? ¿Qué dimensión penal tienen sus conductas, más dañosas aún y más escandalosas?
Las copias de este crimen desde hace 24 meses están en los anaqueles de la "famosa" Comisión de Acusaciones aguardando la prescripción. Hay otras investigaciones agazapadas contra magistrados del Consejo Superior de la Judicatura, Sala Disciplinaria, por el carrusel de las pensiones.
Doctor Penagos: se corrompió la sal. ¿Usted qué puede hacer? Daniel Samper Pizano, después de 50 años de infatigable periodismo, le gritó a quienes manejan el país, este alarido desgarrador: "La justicia se pudrió. ¿Quién la rescatará"?
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