Mucho se escribe sobre los hijos del ejecutivo. A esos herederos los vemos crecer en cunas de oro, circuidos sus destinos de señalados privilegios. Desde pequeños tutean a los ministros, tienen información de primera mano sobre los problemas del país, a diario escuchan opiniones sobre el buen gobierno de los pueblos y adquieren una sabiduría precoz de todas las contingencias afines al poder.

Alfonso López Michelsen, además de sus innatas condiciones, consentido por la providencia que lo inundó de talentos, fue educado en Europa en colegios exclusivos para hijos de rango superior. Dadas sus características de intelectual, de la intuición innata para señalar qué rumbos debía dársele al Estado, fue convertido en consueta para proponer, en toda circunstancia, soluciones acertadas. Por simple lógica de esa órbita vital, es comprensible que llegara a la presidencia.

Álvaro Gómez Hurtado, aunque no conquistó el poder por injusticias de los hados, se movió siempre entre la alta clase dirigente, fue parlamentario y varias veces candidato para ocupar el sillón de Bolívar. Al final de su vida estaba rodeado de unánime reconocimiento para ser aclamado como dirigente de la nación. Fue hijo del monstruo Laureano Gómez, este tantas veces ministro, jefe único del Partido Conservador y presidente.

Andrés Pastrana Arango todo lo heredó. Su padre fue un visionario, ejecutivo ejemplar que hizo la revolución de las pequeñas cosas, sorpresivamente truncó su destino cuando era el jefe de su partido. Andrés Pastrana, por su peculiar manera de ser, fue alcalde de Bogotá y coronó la elipsis de su vida como primer mandatario.

El señor padre de César Gaviria fue un consentido, en Risaralda, de Camilo Mejía Duque cuando éste ejerció la jefatura del Partido Liberal. Su progenitor tenía un almacén de telas en el Parque de Bolívar de Pereira. Se realizó como negociante detrás de un mostrador. César Gaviria, como Alberto Lleras, tiene un cerebro frío y un triste golpe de suerte lo llevó al poder. Su hijo Simón Gaviria es un prodigio. A los 32 años fue exaltado como Jefe del Liberalismo. Es sabio en cuestiones económicas y desde ya, precozmente, tiene la aureola de los predestinados. Simón es el centro de una generación liberal realmente excepcional. David Luna, Rodrigo Lara, Miguel Uribe Turbay, los hijos de Luis Carlos Galán. Todos son dueños de esperanzadoras lejanías.

Obvio que muchos presidentes no tuvieron herederos de connotaciones importantes. Enrique Olaya Herrera, Eduardo Santos, Alberto y Carlos Lleras, Mariano Ospina Pérez, Belisario Betancur. Muy jóvenes están los primogénitos de Andrés Pastrana, Juan Manuel Santos y Ernesto Samper para poder hacer cábalas sobre ellos.

Causan vergüenza pública los nietos del general Rojas Pinilla.

En Caldas Fernando Londoño dejó un hijo inundado de virtudes y defectos. Fernando Londoño Hoyos puede ser el mejor orador de Colombia, y es impactante su sabiduría acumulada. Rabiosamente fundamentalista, siempre se ubica en los extremos.

Otros no fueron favorecidos por la Providencia. Nada sabemos de los hijos de Silvio Villegas, Antonio Álvarez Restrepo, Gilberto Alzate Avendaño. Víctor Renán Barco no tuvo permanente mujer a su lado y parece que algunos vástagos suyos, regados por ahí, andan en tramoyas aguerridas detrás de su herencia económica. Ningún hijo de Ómar Yepes gusta de la política y un locato hermano suyo, ya se midió la caja mortuoria como un autopronóstico de sus venideras desdichas electorales.