El editorial ‘Una buena integración regional’, el 22 de enero pasado en este diario, se refería a la necesidad de concretar la iniciativa de integración entre los cinco municipios que conforman la región Centro sur del departamento, con los beneficios que esto podría traer en términos de: Movilidad, transporte e infraestructura, ayudas educativas, servicios públicos y solución de problemas ambientales comunes. El editorial mencionaba que no basta con que los alcaldes y la gobernación se pongan de acuerdo para formalizar y poner en funcionamiento un esquema de integración y que es necesario contar con los habitantes del territorio, quienes harán parte de las consultas previas para presentar un proyecto concreto ante los Concejos municipales.
Durante los 25 años que se ha trabajado en este tema, seguramente se han realizado análisis sobre las condiciones que no han permitido llevar a buen término la iniciativa; así como, sobre los beneficios en cuanto a impacto y nuevas posibilidades para la región, lo que debería ser un muy buen punto de partida para aprovechar el momento de ‘efervescencia y calor’ alrededor de una mayor unidad, que permita potenciar las fortalezas y capacidades de la región.
Las últimas reuniones mundiales sobre desarrollo urbano están convirtiendo la integración de los territorios y la colaboración, en una necesidad imperiosa para dinamizar la economía y también, para construir ciudades más humanas y sostenibles; ‘ciudades colaborativas’ es la tendencia mundial que ha empezado a aparecer en los últimos dos años, para ir más allá de las ciudades inteligentes. Uno de los objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU es ‘lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles’; sin embargo, según un documento reciente, del ayuntamiento de Barcelona, sobre ciudades más humanas y sostenibles, la concepción tecnocrática de las ciudades colaborativas ha demostrado ser insuficiente y se requiere una aproximación más democrática y participativa, donde los ciudadanos sean los protagonistas. El documento de Barcelona hace referencia a las palabras del alcalde de Bristol -Reino Unido- ‘Para transformar una ciudad, los ciudadanos han de tomar las riendas’; en esta dirección diría que, si queremos ciudadanos felices, es necesario pensar más allá de la tecnología y permitir que los habitantes del territorio participen activamente en su construcción.
En una época donde el autoritarismo y la radicalización se están convirtiendo en el pan de cada día, en el panorama mundial y nacional, es necesario poner a las ciudades en el centro del desarrollo, desde una perspectiva de participación real. La ciudad colaborativa no se define de manera jerárquica, centralizada y unívoca; por el contrario, responde a una visión que se construye para cada caso, de manera colectiva con quienes la habitan y la transforman a través de su quehacer cotidiano, aportando sus capacidades y fortalezas con un enfoque de mejora colectiva, que contribuye a enfrentar retos que no se solucionan de manera individual y, como se plantea en el estudio de ciudades colaborativas de Barcelona, la cooperación moviliza el aprendizaje colectivo y la generación de resultados. Los elementos comunes que se han encontrado en esta propuesta son: Una administración enfocada en las personas donde los ciudadanos son el centro; una ciudadanía activa y dinámica, consciente de su potencial para contribuir; un nuevo paradigma de colaboración y construcción de relaciones entre personas; un enfoque claro en innovación social como motor del desarrollo; un plan de difusión de nuevas prácticas y creación de conexiones; una administración pública abierta, que apoya y se convierte en un facilitador de nuevas formas de colaboración.
Si desde esta perspectiva pensamos en la integración de nuestra región ¿Cuáles son las barreras que necesitamos superar? ¿Qué posibilidades se abren o cierran desde nuestra cultura? ¿Cuáles son las condiciones que se deben crear para concretar esta integración? ¿Deberíamos empezar por nosotros para poder trabajar exitosamente con terceros? No podemos pedir a otros que hagan lo que nosotros no hacemos y, si estamos hablando de integración y colaboración con nuestros vecinos sería interesante preguntarnos ¿Cómo estoy contribuyendo o puedo contribuir, desde mi rol ciudadano, para que no pasen otros 25 años sin lograrlo?
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