Cuando José Luis Perales canta su “dime por qué, Señor”, pasando antes por algunos salmos que preguntan e indagan sobre el querer de Dios y resumiendo en la pregunta “por qué” que los discípulos dirigieron algunas veces al mismo Cristo, uno a veces llega a preguntarse y no entender muchas cosas que suceden en el correr de los días.
Mientras una marcha nacional efectuada para resaltar los derechos del mundo gay es alabada y esto está bien, sin embargo algunos comentaristas la emprenden contra la marcha efectuada para pedir claridad en torno a una cartilla para ser llevada a los centros educativos y que para algunos padres de familia es lesiva y deformante; uno se pregunta si no es el mismo derecho el que asiste a unos y otros.
Un artículo de un editorialista la emprende en días pasados contra los pastores de la Iglesia porque según él callan sobre los asuntos que ocurren en nuestra patria como el proceso de paz que tantas puertas abre a la esperanza de una patria mejor, pero parece ignorar los comunicados de la Conferencia Episcopal y de nuestro Arzobispo sobre el mismo asunto con el eco llevado a las parroquias.
Se publica la sanción y multa contra la Iglesia Católica sobre un caso triste de abuso contra un menor y con el alegato que resalta que el Arzobispo es culpable porque no está detrás de lo que hacen sus clérigos (como si fueran menores de edad), pero no se explica por qué entonces ante el caso de la falla de un trabajador de empresa, por ejemplo, no se sanciona a la empresa sino al infractor como debe ser; si esa es la lógica, llegaríamos al colmo de que cada familia debe pagar multas millonarias por el delito de un miembro de su familia; por mucho que le doy vueltas al asunto no capto una lógica explicación.
Algunos impulsan para que los pastores salgan del Templo para adelantar su pastoreo y así lo quiere el papa Francisco, pero luego acusan de abandono del deber si no encuentran al confesor en el Templo al instante que se requiere.
Se emite la orden de prohibir toda propaganda al consumo de cigarrillo como nocivo para la salud pero en cambio se hace apología del consumo de droga alucinógena como en “el abrazo de la serpiente” y en novelones que hacen apología a la producción, distribución y consumo; nunca he visto a un consumidor de cigarrillo o tabaco alocado o buscando comida en la basura lo que sí vemos en consumidores de drogas alucinantes que llegan a dañar la mente; si sobre un consumo (el cigarrillo) se pone alerta, creo que también y mucho se debe dar alerta por el consumo de alucinógenos; todo por el bien de todos y una sana y pujante juventud.
Sigo sin entender muchas actitudes de formación y educación; ojalá pidamos al Espíritu nos dé luces para obrar el bien en la actual cultura que requiere discernimiento, acompañamiento, familia y justicia.
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