El primero de junio de 1926 el gran arquitecto español Antonio Gaudí fue atropellado por un tranvía a poco de salir de revisar una de sus obras en construcción; esto ocurrió en Barcelona, su patria, vivienda y lugar de trabajo.
Tenía setenta y cuatro años bien vividos y aprovechados; hacer bien las cosas pero con novedad creativa era uno de sus pensamientos vitales; este arquitecto catalán ha sido considerado dentro de lo barrocho y modernista pero sellado siempre con el ánimo emprendedor, creativo y original.
Entre sus obras vale destacar el palacio episcopal de Astorga, la casa Botines de León y en la propia ciudad de Barcelona sobresalen la Pedrera, la casa Milá, el parque Guell, la casa Batlló y sobre todo su obra cumbre y monumental: el templo de la Sagrada Familia iniciado en 1883 y apenas en conclusión en estos años.
Este templo es su obra emblema: inmensa, de gran altura, de variedad en cada detalle, es casi una exposición de arte en cada nave, cada torre y cada rincón; por esta obra se ha calificado a Gaudí de exuberante y atrevido y la verdad es que dejó a Barcelona una verdadera obra de arte, una joya de arquitectura rara y dinámica.
La inspiración de su arte especial en cada una de sus edificaciones se debe a su profunda espiritualidad, pues era sabedor de que con cada una de sus obras era continuador de las pinceladas hermosas de la creación de Dios que no terminó en el pasado ni en las pintorescas páginas del Génesis sino que continúa en cada creatura que nace, en cada buena y bella obra que se produce para mejorar esta tierra nuestra.
No era improvisación el valor hermoso de cada una de sus obras sino que era el fruto de su concepción de la vida y la actividad de ejercerla como un homenaje al Señor, una admiración y el culto de regalarle obras de belleza y calidad; en este momento avanza en el Vaticano el proceso de llevar adelante tal vez una futura canonización de este gran Gaudí como hombre que cantó a Dios por medio de sus obras inmensas y bellas.
Si Barcelona tiene el Templo de la Sagrada Familia de Gaudí como un referente continuo para ser mostrado y conocido por todo turista, nosotros tenemos en nuestra Catedral Basílica una obra para mostrar no solo por su belleza sino por el significado de ser una ejecutoria de una raza bravía, ajena a la pereza o a la tacañería; debemos conocerla y hacerla conocer sin olvidar el apoyo a las obras de restauración necesarias por el factor tiempo y desgaste.
Ojalá cada uno de nosotros recuerde que como dice la Biblia somos arquitectos y constructores de vida; como el gran Gaudí debemos tener gusto para hacer cada día lo que nos corresponde con pasión, gusto, creatividad y don para Dios y los hermanos que nos rodean.
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