La noche entre el 31 de diciembre de 1899 y primero de enero de 1900, es decir al inicio del siglo XX, un hombre sencillo, muy humilde y de profunda sabiduría pasó la noche en vigilia de oración.
Era un laico que había entrado al seminario porque quería ser sacerdote; en esa plegaria sintió que el Señor le pedía un servicio: "hacer algo por los hombres y mujeres del nuevo siglo que comenzaba"; desde ese momento decidió dos cosas muy concretas: hacerse sacerdote (recibió este ministerio el 29 de junio de 1907) y optar por el uso de los medios de comunicación social como fuerza para llegar a toda la humanidad con la buena nueva.
Este hombre se llamó Santiago Alberione, nacido en San Lorenzo de Fossano (Italia), fallecido el 26 de noviembre de 1971 habiendo asistido al Concilio Vaticano II aportando su experiencia en los medios de comunicación; fue beatificado el 27 de abril del 2003.
Un hombre de visión planetaria y decidida; supo ver la utilidad inmensa de estos poderosos medios que hoy invaden al mundo con su impacto; esto le llevó a la creación de un grupo o comunidad de hombres dedicados por entero al uso de los medios de comunicación con fin evangelizador; este sueño se hizo realidad el 20 de agosto de 1914 cuando inicia la Pia sociedad de San Pablo (Paulinos) abriendo la escuela tipográfica pequeño obrero.
Al año siguiente, viendo la necesidad de impulsar la capacidad de la mujer en este campo comunicador, funda en colaboración de Tecla Merlo como superiora la Pia Sociedad hijas de San Pablo (Paulinas) el 15 de junio de 1915.
Estamos de celebración centenaria de los Padres y hermanas de San Pablo, comunidades bien conocidas entre nosotros; ¿quién que se interese por leer la Sagrada Biblia o cualquier libro de contenido espiritual no ha tenido entre sus manos una publicación de estas editoriales Paulinas?
Tenemos razón en felicitar y celebrar la existencia de estas comunidades que tanto bien hacen en el mundo no solo por la publicación de lo escrito sino también en la difusión de música, películas, tarjetas y otros subsidios en la línea de la comunicación con sello de espiritualidad.
El beato Santiago fundó en total 10 ramas o comunidades con el sello Paulino: desde las dedicadas a la oración por el mundo hasta las encargadas de la difusión comunicadora a nivel total como a nivel Parroquial o Litúrgico.
Entrar a estas librerías o centros de difusión Paulinos es como entrar con Jesús en el pozo de Jacob y como la Samaritana encontrar bebida que calma la sed para siempre; de allí sale uno con alimento para la existencia, vitamina para el espíritu, fuerza para el camino.
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