Durante varios semestres se ha indagado a los estudiantes de medicina sobre lo que cada uno considera cuál debe ser la primera cualidad que debe tener un médico.
Las respuestas han sido diversas en los grupos de los primeros años de estudio, pero finalmente se identifica que ellas se repiten dentro de un marco que abarca muchos tópicos.
Cada estudiante ha estado influenciado por la familia, por sus lecturas, por sus propias convicciones, por los comentarios de los docentes, por la opinión de sus compañeros de semestres superiores, por el análisis entre ellos mismos, parcialmente por los aspectos políticos del entorno, por los contenidos sociales, por su identidad religiosa, por su papel como paciente o familiar, por la opinión de terceros sin relación con medicina, por algunas asignaturas y en general todo aquello que en un momento dado les aporte una idea que pueda ayudar a definir y expresar su posición ideológica y pragmática.
Al oír cada expresión se entenderá lo que ronda al futuro médico. Que ello se conserve o se modifique, depende de él, en la búsqueda siempre del bien por quien aspire a ejercer una profesión noble, como otras, pero con diferentes ribetes que lo distinguen de otras actividades.
La abundancia de conceptos, es un indicio de la bondad de los estudiantes frente a la profesión que han escogido y para la cual se deben formar. Comienza el rosario de declaraciones con cualquiera de las siguientes palabras: Humilde, tranquilo, con vocación, humanitario, estudioso, científico, dispuesto, persistente, diligente, amable, sincero, trabajador, dedicado, atento, cumplido, integral, comprometido, respetuoso y buen colega, para solo mencionar una selección de los centenares de respuestas que ellos dan en uso de la libre opinión que se les otorga y respeta.
Todos los criterios anteriores son válidos para intentar definir el comportamiento y trabajo del médico. A todos se les puso de presente como principio de una reflexión: La honestidad, indicándoles que es la primera cualidad que debe tener un profesional de la medicina. Aparecen en sus caras signos de incredulidad y sorpresa. Para algunos inicialmente es evidente que ello puede ser una tontería. ¡Honestidad! ¿Dónde quedan las sublimes definiciones del ser médico?
Honesto con él mismo, con su juramento, con la sociedad, con su profesión, con el paciente, con los colegas, con las instituciones y con la familia, son apenas algunas connotaciones de una honestidad que debe ser inquebrantable.
Ahora millones de colombianos se abruman ante los que vociferan la palabra transparencia e inclusive se decreta que las personas deben ser transparentes, cuando realmente deben ser los actos los que tienen que catalogarse y reglamentarse como diáfanos, en caso de aceptarse la palabra que lo ha inundado todo y a cada instante es menospreciada sin compasión.
Como el mal ejemplo cunde, se ha llegado al extremo de considerar que ser deshonesto es rentable, cuando se interpreta y proclama que todo es permisible, incluyendo el ejercicio de la medicina en algunos núcleos.
Cuando un médico es honesto, como lo deben ser todos, sin que ello simbolice una cualidad especial sino por el contrario entrañe un comportamiento natural, entonces se tendrá un profesional que se distingue por la esencia de lo que significa serlo y expresarlo en su práctica.
Surge el interrogante: ¿Sólo y exclusivamente los médicos? ¡No!, ello es válido para todos los ciudadanos. Pero si se es honesto lo demás viene por simple adherencia. Todo será más sencillo aunque para ser honesto, se requiere de un inconmensurable valor civil que debe tener cualquier médico.
No hay necesidad de normas para indicarles a los médicos y tampoco a los ciudadanos, que definan sus condiciones intrínsecas para vivir entre los demás seres humanos. Los médicos, si son honestos todos sus actos serán diáfanos, en el lenguaje que se ha apoderado de los colombianos para contrarrestar a la corrupción.
¡Transparencia, transparencia, transparencia!, con gritar no se logra nada. Hay que formar a los estudiantes y mostrarles el camino de lo que significa la profesión a ser practicada por ellos.
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