Vivir en Manizales tiene enormes ventajas, a pesar de las dificultades que cotidianamente enfrentan los ciudadanos y que la costumbre los va acondicionando a soportar voluntariamente, pero los problemas pueden solucionarse fácilmente si todos, absolutamente todos los que habitan o llegan a la capital caldense, entienden que se deben cumplir ciertas normas de convivencia.
Cuando los problemas dependen únicamente de la voluntad de los ciudadanos, la solución aparentemente es más difícil, pero resulta más sencilla cuando todos están involucrados. Para que todos reciban los beneficios todos deben aportar, y cada habitante se convierte en un guardián, lo que implica que siempre haya quien defienda de las incontinencias, los olvidos o las agresiones, que jamás debieran existir, con perjuicio propio o de los demás, que pueden llegar hasta la muerte.
¿Quién no ha sufrido en Manizales alguno de los siguientes hechos? Vehículos particulares, oficiales o de servicio público, que pasan raudos por su lado a semejanza de Nico Rosberg; espejos retrovisores de buses, camionetas que están a punto de desorejar a quien va por el andén; motocicletas que adelantan por la derecha en espacios muy estrechos o zigzaguean veloces como los mejores artistas de circo; conductores que ignoran el color amarillo de los semáforos y son felices creyendo que todo es verde, casi a la usanza de una bandera política; cruces importantes sin señalización adecuada en donde impera la ley de la selva, cuando el más grande y el más arrojado prima; vehículos colectivos parados en la mitad de las entradas o salidas de la calle, adueñándose el conductor de la vía durante su recorrido; avasallamiento del turno en determinados semáforos en vías arterias, indicando que le importan un bledo los derechos de los demás; el no respeto de los choferes, sean ellos taxistas-automovilistas-camioneros- por las vías preferenciales y la ignorancia de los peligros que pueden comprometer su integridad; ciclistas que no respetan las vías y sus señalizaciones transitando en las horas del claroscuro del amanecer, o la tarde sin luces, creyendo que todos son búhos como ellos; ciclistas que se recuestan en los vehículos durante el tiempo rojo del semáforo; ciclistas en contravía; luces direccionales de adorno o contrarias; repartidores de alimentos tan rápidos como el líder motociclista Marc Márquez, y así la lista puede ser tan larga como cada uno quiera quejarse.
Los transeúntes, en muchos casos, son tan infractores como quienes conducen los vehículos. No respetan las zonas rayadas conocidas como cebras, la vida sin límites es familiar; pasan de andén a andén por cualquier lado en sentido diagonal; desafían las probabilidades de morir; paran a los colectivos donde les provoca para subirse o bajarse, con lluvia o sin lluvia, la guerra de la oportunidad; se bajan de los vehículos, taxis y particulares, en cualquier sitio; abren las puertas sobre el lado del tránsito e inesperadamente cuando están cerca al andén, todo el espacio es para ellos; hacen ejercicio sin respeto de las vías; la lista es enorme.
Andenes limitados por tantas y tantas cosas: Materiales de construcción, vehículos, desniveles, postes, zonas de descargue, ventas ambulantes, la lista es pródiga en ejemplos.
¿Qué hacer? Diseñar una verdadera campaña educativa con la estructura de mejores vías para el respeto de la persona ya sea ella peatón, pasajero o conductor. Hay derechos y deberes para todos. Manizales es una ciudad compleja para el tránsito. El número de automotores incide definitivamente en la fluidez vehicular y la decisión del número de ellos por día debe ser técnica, no política.
Existen topes bajos de metal y pasos levantados, mal ubicados que son el horror, para ello están las zonas adecuadamente demarcadas permanentemente, la educación, el control ciudadano y las sanciones.
El respeto absoluto por las cebras, atender sin atenuantes al semáforo con sus alternativas y buscar una ciudad cómoda para todos. ¿Será muy difícil?
Nota: No existe en Caldas ninguna institución que legalmente sea Hospital o Clínica Universitaria .
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