Hay que retomar para el ciudadano del común varios elementos que se esgrimen en los medios que relacionan la Ciencia, la Tecnología y la Investigación, y por este camino a la Innovación. La vida de las poblaciones ha cambiado radicalmente a través de los siglos y esas modificaciones van produciendo maneras diferentes en los comportamientos de los integrantes de cada una de las sociedades en los distintos continentes en los que se divide actualmente el planeta.
Si entre principios del siglo XX y lo que se tiene del ya recorrido XXI, existe una insondable distancia en los temas enunciados, entre siglos anteriores y el actual la separación es todavía más crítica pero se debe reconocer que el ser humano ha ido facilitando y produciendo cambios individuales que observados desde la distancia de las décadas y siglos, han sido verdaderas piedras angulares para la construcción del mundo moderno.
Sabios dedicaron sus vidas a una determinada idea hasta lograr en el mejor de los casos cimentar una innovación que serviría a otros para construir toda una ciencia, y con solo pensar en dos eminencias como Louis Pasteur o Joseph Lister, quienes con sus experimentos dieron lugar a la ciencia y prácticas actuales, universales y estrictas de la antisepsia, se llega a la conclusión que todo lo que emana de las personas es la culminación de procesos que logran identificar y completar con su cerebro. De ello se apartan las serindipias o los hallazgos fortuitos, no buscados directa o indirectamente, de diferente valor, pero en el caso de Alexánder Fleming, con la penicilina fue una verdadera fortuna, por decir lo menos. Ahora hay que contextualizar los siguientes elementos: Las misiones de las universidades y sus resultados investigativos; los centros de investigación, estatales o privados o aquellos que hoy adoptan la forma de alianza público-privada; el malhadado escalafón de las universidades patrocinado por el Ministerio de Educación; la prisa de las universidades en contar con doctores, PhD, en Ciencia, sin planeación; las palabras de la ministra Gina Parody, con la sugerencia que las universidades definieran su vocación con relación a la investigación; el reciente documento analítico producido en la universidad de California, Berkeley, en donde conjuga tecnología, innovación y equidad en salud.A lo anterior se agrega: la disminución del precio del petróleo y el recorte en regalías; un presupuesto de la Nación con ostensibles vacíos; la entrevista a Eduardo Posada publicada a finales de julio en El Tiempo; las declaraciones de Moisés Wasserman sobre la reducción del presupuesto para Colciencias y el lanzamiento del libro el 31 de julio anterior: Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo. Balance 20 años después, que examina el desarrollo de 20 años de Ciencia y Tecnología en Colombia, luego de las recomendaciones de la famosa comisión de los 10 sabios, entregados al entonces presidente César Gaviria Trujillo, titulada: Colombia: al filo de la oportunidad.
A la usanza del más prominente y fino pastelero, que dispone de los ingredientes, los dosifica, los mezcla secuencialmente y los cuece o enfría o los somete a la temperatura ambiente para obtener su maravillosa delicia, así hay que hacer con los temas de ciencia, tecnología, innovación y utilidad, para los seres humanos.
Todo proporcional, a tiempo y que sirva para el presente ya sea de inmediata aplicación o que sirva de base rápida para otros desarrollos investigativos o pragmáticos o se intuya para el futuro, esta actividad le corresponde por obligación a cada investigador o al analítico de los resultados.
Una primera y rápida visión, encamina a varias conclusiones: Los recursos financieros no alcanzan a cubrir una investigación de excelente calidad. A pesar del avance en Ciencia, Tecnología e Investigación en las universidades, está lejos de la excelencia global y varias no tienen políticas efectivas de investigación. Además, el número de doctores, 8.000, no garantiza actualmente resultados óptimos en investigaciones, salvo algunas universidades e instituciones diversas que tienen ejemplos dignos de mostrar a la sociedad.
Hay que coincidir con Eduardo Posada, que ciencia, investigación e innovación no son temas prioritarios. ¡Hay mucho por hacer!
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