¿Por qué será tan fácil comer cuento? La columnista de LA PATRIA María Carolina Giraldo ingirió éste: “Este término (post-verdad), escogido por el diccionario de Oxford como la palabra de la lengua inglesa del año (post-truth), se usa para significar el fenómeno en el que las emociones y las creencias personales tienen más influencia en la formación de la opinión pública que los hechos y la información objetiva” (21/12/2016). ¿Palabra de la lengua inglesa del año? ¡Qué maravilla! Es inconcebible que un diccionario serio nos venga con este engendro semánticamente defectuoso. Un absurdo, no sólo en su construcción sino también en su acepción. ‘Posverdad’, como debería escribirse en castellano, pues el prefijo va pegado siempre a la palabra que conforma, significaría ‘después, detrás de la verdad’; en inglés, lo mismo (‘after the truth’), ya que ese término latino -post (preposición y adverbio)- significa en este idioma lo mismo que en castellano y en cualquiera que lo use (‘detrás de, después de’, de lugar; ‘después de, a partir de’, de tiempo). Y el mismo día, ¡qué coincidencia!, la columnista de El Tiempo Laura Gil, hablando de lo mismo (‘llover sobre mojado’, decían), escribe: “La posverdad nos arrasa”. ¿Podríamos hablar, entonces, de la ‘posmentira’? Para este término sí le tengo una acepción mejor, y refiriéndome al ejemplo que la columnista presenta -las ‘mentiras’ de los promotores del victorioso NO- “se usa para significar las mentiras que resultaron verdades”. Estas interpretaciones, por supuesto, dependen del lado en que esté uno situado. Por ejemplo, la mencionada Laura Gil, del lado de acá -o de allá, depende- y muy seriamente, afirma: “Como las mayorías abandonaron el apego al sentido común, será la guerra de quién grita más”. ¿Está segura, señora Gil? Y otros, del mismo lado, ya habían calificado de estúpidos e ignorantes a los del otro lado. ¿Seis millones y piquito? Sea de ello lo que fuere, ‘posverdad’ es un terminacho espurio que no desempeña ningún papel en esta comedia con el señor Conejo de protagonista.
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Comieron cuento también, tres días después, el editorialista de El Tiempo y uno de sus columnistas, Armando Silva. Éste dice: “…que sólo ahora entramos a un tiempo de ‘posverdad’ ”. Aquél anuncia: “Se ha acuñado así la palabra ‘posverdad’ para señalar una época en la que a la humanidad se le ha estado devolviendo de la peor manera su capacidad para la ficción, y los gobernantes y los gobernados se han convertido en propagadores de falsedades y versiones que se encuentran lejos de ser confirmadas” (24/12/2016). Según esta segunda definición, ‘posverdad’ significa lo que a usted se le antoje o lo que más le convenga.
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Los adjetivos posesivos concuerdan con la cosa poseída, no con el poseedor, verbigracia, ‘del ministro, sus logros más importantes son…’. El columnista Alejandro Samper Arango viola esta norma gramatical en la siguiente afirmación: “Por ahí ronda un cirujano plástico cuyos bacanales son reconocidos” (LA PATRIA, 17/12/2016). “…cuyas bacanales son reconocidas”, porque ‘bacanal’, “orgía con mucho desorden y tumulto”, es un sustantivo femenino. Los siguientes ejemplos ilustran la norma: ‘Las mujeres, cuyos modales son exquisitos, se ven muy atractivas’. ‘Los personajes, cuyo comportamiento es torcido, son despreciables’. En el primero, el poseedor es femenino; la cosa poseída, de género masculino. En el segundo, el poseedor es plural; lo poseído, singular. Y el columnista César Montoya Ocampo pecó contra la concordancia del nombre con el pronombre respectivo en esta oración: “Pero su vida y condición los he deletreado con olfato de galgo cazador” (Ibídem, 22/12/2016). En ella, los nombres ‘vida’ y ‘condición’ son del género femenino, por lo cual su pronombre debe concordar con ellos, así: “Pero su vida y condición las he deletreado…”. Norma tan elemental, tanto, que su error pudo ser de digitación. Porque todo es posible.
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Margarita Rosa de Francisco escribe: “…por favor, esto no se trata de culparnos, sino…” (El Tiempo, Patanes, 22/12/2016). Muy querida y recordada Gaviota: El verbo ‘tratarse de’ es impersonal, por lo tanto, no admite sujeto. La frase le habría quedado de rechupete de esta manera: “…no se trata de culparnos…”. ¿Sí ve?
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