¿Estaré buscando la cuarta pata del trípode? Es muy posible, pero de ello tendría la culpa Cecilia López Montaño, columnista de El Tiempo, por las siguientes consideraciones: "Para algunos (…), es mejor abordar paz y posconflicto en lo que podría llamarse su versión minimalista". "Por consiguiente, así se programe el posconflicto de manera que primero se atiendan los efectos negativos de esta guerra, la versión debe ser la maximalista" (10/12/2014). Aludo al empleo, que me parece equivocado en esas frases, de los adjetivos ‘minimalista’ y ‘maximalista’ (también sustantivos), porque no pueden calificar -y ésta es la causa de mi incertidumbre- nombres que no sean de personas. En efecto, ‘minimalista’ califica a quienes practican el ‘minimalismo’, a saber, "la corriente artística que utiliza elementos mínimos y básicos, como colores puros, formas geométricas simples, tejidos naturales, lenguaje sencillo, etc.", y ‘maximalista’, a quienes son "partidarios de las soluciones más extremadas en el logro de cualquier aspiración". Entre paréntesis, ‘maximalismo’ es "la actitud de los maximalistas". De acuerdo con estas nociones, ‘minimalismo’ y ‘maximalismo’ no son términos antónimos: no tienen nada que ver el uno con el otro, ni, mucho menos, con la tragicomedia de Cuba. Entonces, la señora López Montaño quiso decir, creo yo, "versión sencilla" o "fundamental", en la primera frase; y en la segunda, "la múltiple, la complicada, la intrincada, la difícil, la peliaguda…". Nota: Los dos adjetivos, ‘minimalista’ (2001) y ‘maximalista’ (1992), además de ser prácticamente neologismos, son invariables en género, porque la terminación ‘a’ no es exclusiva del género gramatical femenino, mal que le pese a la señora Florence Thomas.
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El verbo ‘contribuir’ rige dos preposiciones, las siguientes: ‘a’, por ejemplo, "el buen ejemplo contribuye a la recta educación de los hijos"; y ‘para’, verbigracia, "todos contribuyeron para la construcción del albergue". Una cualquiera de ellas era la indicada para el verbo tratado, en la siguiente frase del señor rector de la Universidad de Manizales: "…un camino que me permite contribuir en construir una sociedad sostenible" (LA PATRIA, Guillermo Orlando Sierra, 12/12/2014). En la muestra, la preposición ‘en’ está tan fuera de lugar como Piedad Córdoba con las víctimas en Cuba. "…contribuir a construir…", señor, aunque es más armónica la construcción "contribuir a la construcción de…". El diccionario de María Moliner enseña que el verbo ‘contribuir’ rige también la preposición ‘con’, y da como ejemplo el siguiente: "También él contribuyó con una pequeña cantidad". No estoy de acuerdo, porque en el ejemplo se subentiende (por el adverbio ‘también’) el complemento introducido por las preposiciones ‘a’ o ‘para’, a saber, ‘a qué’ o ‘para qué contribuyó’, como cuando decimos "el gobierno contribuyó con cinco pesos para la construcción del aeropuerto", que puede redactarse de este modo: "El gobierno contribuyó para la construcción del aeropuerto con cinco pesos". Lógico.
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El señor Darío Arenas Villegas echó mano del adjetivo ‘automotriz’ dos veces en las siguientes oraciones, y ambas, mal: "…Daewoo y Samsung serán los ganadores del acuerdo, mientras las industrias automotriz y de línea blanca…" "…ya que varias empresas del departamento se encuentran ligadas a la cadena del sector automotriz y de electrodomésticos" (LA PATRIA, 12/11/2014). En la primera, dicho adjetivo debe ir en plural, ‘automotrices’, como directrices (plural de ‘directriz’), institutrices (plural de institutriz), etc., puesto que las palabras femeninas con esa desinencia forman su plural sustituyendo la ‘zeta’ por ‘ce’ y añadiéndole la desinencia ‘es’. En la segunda, porque ‘automotriz’ califica un sustantivo masculino, debe emplearse el adjetivo en este género, ‘automotor’. Elemental
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El escritor César Montoya Ocampo es un venero inagotable de gazafatones. En su artículo del 12 de diciembre de 2014 escribió: "…que enervan con sus perfumes tentadores y coyundan ante el imperio de sus caprichos" (LA PATRIA). De ‘coyunda’ ("correa fuerte y ancha, o soga de cáñamo, con que se uncen los bueyes"), el verbo es ‘acoyundar’ ("uncir o poner la coyunda"). Los diccionarios asientan también el verbo ‘coyundear’ ("pegar o castigar a alguien con una coyunda - látigo"). Ambos verbos rigen la preposición ‘con’, no ‘ante’. Indudablemente.
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