‘Estrella’ es un nombre femenino, razón por la cual las partes de la oración que la califiquen o determinen deben concordar con él en género, no importa que se refieran a alguien del género masculino. En su comentario sobre la película "Gran Hotel Budapest", el señor Leonardo Pineda escribió: "Cada uno de las estrellas que intervienen en la película hacen su mejor papel" (LA PATRIA, 8/8/2014). ‘Estrellas’, todos lo sabemos, son los cuerpos celestes que tienen luz propia; por extensión, todos aquellos personajes que ‘brillan en el firmamento’ de su profesión o actividad, verbigracia, "Marlon Brando fue una de las estrellas fúlgidas del cine norteamericano"; y "en el cielo de las estrellas del fútbol, James Rodríguez es una de las más brillantes". Cuando leí la pifia del columnista en la entradilla, pensé que pudo haber sido error de digitación o culpa de la intromisión del diablillo aquel; pero no, así está también en el texto. Otros sustantivos, como ‘gloria’ y ‘símbolo’, y muchísimos más, siguen la misma directriz, por ejemplo, "Silvio Villegas es una de las glorias de la literatura caldense"; y "la bandera tricolor es uno de los símbolos de la nacionalidad colombiana". Lógico y elemental.
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Don José Jaramillo Mejía, escritor y columnista de LA PATRIA, citó textualmente a don Ramón de Campoamor y Campoosorio en su artículo del 8 de agosto de 2014: "Saben bien los amantes instruidos / que quieren decir sí tres nos seguidos". Don Ramón (1817-1901) fue un poeta y político español. Aunque no fue considerado "un genio de la lírica, su obra didáctica en prosa, especialmente su ‘Poética’, es notable por el excelente castellano en que está escrita" (Enciclopedia Uteha). Me parece, entonces, extraño que hubiese escrito ‘nos’ por ‘noes’. Don Andrés Bello (1781-1865), en su "Gramática de la lengua española", enseña: "Si el singular (de un sustantivo) termina en vocal aguda, se añade ‘es’, v. gr., albalá, albalaes; jabalí, jabalíes; un sí, un no, los síes, los noes…". La "Nueva gramática de la lengua española" conserva la misma doctrina, aunque, de acuerdo con su criterio contemporizador y elástico, anota: "Para ‘yo, no y sí’ se recomiendan yoes, noes y síes respectivamente, aun cuando se han registrado otras variantes" (Manual, 3.1.2). ¡Pues claro que se registran otras variantes! Las corruptelas de lenguaje son eso, variantes, lo que no las hace castizas. ¿Por qué la rectora del idioma no ejerce como tal, estableciendo las normas, no sólo dando recomendaciones? Si quienes hablamos y escribimos lo hacemos de cualquier manera, tenemos que atenernos a las consecuencias de nuestro capricho o ignorancia. Pero las normas deben ser dictadas, consagradas y seguidas rigurosamente por quienes desean hablar y escribir bien.
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No todos los ‘israelitas’ son ‘israelíes’. En su artículo sobre el problema actual en la Franja de Gaza, o, mejor, entre las autoridades de Palestina y las de Israel, el señor Pablo Mejía Arango escribió: "Entendí un poco lo que sucede con el conflicto entre palestinos e israelitas" (LA PATRIA, 9/8/2014). "…entre palestinos e israelíes", don Pablo. Los ‘israelitas’ o ‘hebreos’, descendientes de Jacob, nombre que le fue cambiado por el de Israel luego de su pelea con el ángel, "pertenecen al pueblo semítico que conquistó y habitó Palestina y profesan la ley de Moisés" (Uteha). Se les llama también ‘judíos’. Los ‘israelíes’, en cambio, son los naturales de Israel, Estado del cercano oriente (Asia), creado el 14 de mayo de 1948, limitado por Líbano, Siria, Jordania y Egipto. Desde su creación, ha estado en conflicto con los países árabes vecinos. Lo que se llama la Franja de Gaza está constituido por la ciudad y un territorio del sur de Palestina, ocupado por Israel en 1967. ‘Israelitas’, ‘israelíes’… son sólo palabras, ciertamente, pero cada una expresa un concepto diferente, y cuyo uso apropiado es indispensable para la correcta interpretación del lenguaje.
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La expresión ‘volver a’ más un verbo en modo infinitivo significa ejecutar o realizar de nuevo la acción de que se habla, verbigracia, "los terroristas de las Farc, a pesar del ultimátum -de mentirijillas, por supuesto- que les dio el presidente de Colombia, volvieron a incendiar carrotanques y a envenenar quebradas y ríos". El prefijo ‘re-’ tiene la misma connotación, por ejemplo, ‘reelegir’ quiere decir ‘volver a elegir’. Simple, tanto, tan simple, que, me parece, esta nota debería ser excusada. Sin embargo, esto garrapateó Natalia Springer, columnista de El Tiempo: "Colombia sabía quién era Álvaro Uribe Vélez y conocía de estos cuestionamientos cuando lo eligió y lo volvió a reelegir" (11/8/2014). El doctor Álvaro Uribe Vélez fue reelegido una sola vez. Por lo que en la frase está de más la expresión ‘lo volvió a’. La periodista, buena indudablemente, tenía dos opciones para su redacción: La primera, "…cuando lo eligió y lo volvió a elegir"; la segunda, "…cuando lo eligió y lo reeligió". De un ‘pestañeo’, ¡claro!, cualquiera puede ser víctima.
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