"Automotor-a". Adj. 1. Dicho de una máquina, de un instrumento o de un aparato: Que se mueve sin la intervención directa de una acción exterior. Apl. a vehículos de tracción mecánica. // 2. Perteneciente o relativo a los vehículos automotores, especialmente los automóviles" (El Diccionario). Con ambas acepciones, se puede emplear como sustantivo común. Como adjetivo, tiene, además, el femenino ‘automotriz’, que sólo se usa como tal. Ahora bien, por ser adjetivo, tiene que concordar en género y número con el sustantivo que califica. El mismo día (7/4/2015), casualmente, un columnista de LA PATRIA y un titulador de Eje XXI pecaron contra norma tan elemental en las siguientes oraciones, respectivamente: "Una de las noticias que ha puesto en alerta al mundo automotriz…"; "Todo apunta a que será un producto triunfador en el mercado automotriz" (Luis Alfonso Arias Aristizábal); "Expertos latinoamericanos analizan impacto del sector automotriz en la región". En las tres muestras, obviamente, debe emplearse el masculino del adjetivo, ‘automotor’, pues los sustantivos con él calificados (‘mundo, mercado, sector’) pertenecen a ese género gramatical. Nota: el adjetivo ‘institutor’ tienen también las dos formas de su femenino, a saber, ‘institutora’ e ‘institutriz.
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‘Persona’ ("individuo de la especie humana") es un nombre que pertenece al género gramatical femenino, no importa que se refiera, en el ejemplo citado más adelante, sólo a miembros del género de nuestro padre Adán, por lo cual los adjetivos que lo califiquen tienen que concordar con él en su género. Elemental. El señor Luis Fernando Gutiérrez garrapateó: "…jóvenes que planeen y luchen (…) siendo personas autónomos, reflexivos y críticos en una sociedad, que invita a ‘no pensar’ " (LA PATRIA, 10/4/2015). "…siendo personas autónomas, reflexivas y críticas…". Un solo adjetivo con el género gramatical equivocado, pienso, podría considerarse como error de digitación, muy común en quienes nos dedicamos a esta ingrata labor; tres, sí son señal clara de error, o, mejor, de una convicción desacertada.
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Sinónimos de ‘vituperar’ ("Censurar o reprender duramente a alguien") son ‘censurar, difamar, infamar, insultar recriminar, condenar’. Según esto, el señor Guillermo Orlando Sierra, rector de la Universidad de Manizales, en su artículo sobre el recién fallecido Carlos Gaviria Díaz, lo empleó inadecuadamente en la siguiente afirmación: "Él sabía que cuando se vituperan los derechos de los demás…" (LA PATRIA, 10/4/2015). Aunque en la última edición del diccionario de la Academia de la Lengua (2014) se añadió -sabrá don Sabas por qué*- el término ‘algo’ (cosa) a la definición tradicional, el objeto de la acción de ‘vituperar’ es, en la práctica, una persona, porque ‘vituperio’ ("baldón u oprobio que se dice a alguien") sólo se puede dirigir a seres humanos. Sea de esto lo que fuere, es evidente que el señor Sierra quiso decir ‘violar, conculcar, pisotear, atropellar, vulnerar’ los derechos de los demás, acciones que todos los seres racionales debemos evitar y condenar. * Nota: No obstante, los latinos usaban el verbo ‘vituperare’ con complemento de cosa, por ejemplo, de Cicerón: "Ego tuumconsilium…vituperare non audeo" (No me atrevo a censurar tu proyecto).
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Con un poco de amplitud, puede decirse que la conjunción causal ‘como’ reemplaza, en muchas construcciones, a los dos puntos, por lo que éstos sobran cuando aquélla está presente, como en los siguientes ejemplos: "Las manifestaciones depresivas en los jóvenes, con frecuencia se expresan con mezcla de síntomas que pueden encubrirla, tales como: ansiedad, sobrepeso…"; "…hasta el control ambiental de los factores de riesgo, tales como: el acoso escolar, el matonéo o bullying…" (LA PATRIA, Sonia de la Portilla Maya, 11/4/2015). Castizamente, así: "…tales como ansiedad, sobrepeso…"; "…tales como el acoso escolar, el matoneo…"(sin tilde, porque es una palabra grave terminada en vocal). Ahora bien, sí lleva los dos puntos cuando la construcción gramatical se hace de esta manera: "con mezcla de síntomas que pueden encubrirla, tales como los siguientes: ansiedad, sobrepeso…". Nota: El término ‘matoneo’, bien construido, no ha sido aceptado aún por la Academia, que tiene, para expresar la misma idea, ‘matonismo’. Y acepta ‘matonaje’ (2014), como regionalismo de Argentina, Bolivia y Chile.
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