‘Allende’. No me refiero al inmolado presidente Salvador Allende, ni a su sobrina, la escritora Isabel. Aludo al adverbio ‘allende’, que significa ‘más allá de’, por ejemplo, “allende la frontera oriental de nuestro terruño el peligro acecha”. Y es un adverbio que, como ‘aquende’, y, como digo, tiene la preposición ‘de’ incorporada, por lo cual no la pide, lo que olvidó el señor Pedro Felipe Hoyos Körbel en esta frase: “…el período de la Colonia es algo que debo buscar allende de mi región…” (LA PATRIA, 23/9/2015). “…allende mi región…” es suficiente y, además, armonioso. De esta corruptela he hablado en diferentes oportunidades. Vuelvo sobre mis huellas, no tanto por la frase glosada, sino por la siguiente del columnista de El Tiempo Cristian Valencia: “…y promueven la solidaridad con los compatriotas que vienen allende la frontera” (22/9/2015). Si el señor Hoyos pecó por exceso, éste, por defecto, pues, lógicamente, en su frase debió emplear la preposición ‘de’ (‘procedencia’), así: “…que vienen de allende la frontera”, como si se dijera que ‘vienen de más allá de la frontera’. Sin lugar a dudas. En el mismo artículo, el columnista de El Tiempo echó mano de la locución italiana ‘al dente’, de una manera inapropiada, en la siguiente oración: “…requieren mucho más trabajo para que la opinión pública las asimile [noticias sobre los niños que mueren diariamente] y se haga una idea sobre esos problemas que la simpleza maniquea de encontrar un enemigo al dente…”. Digo ‘inapropiadamente’, porque El Diccionario, que la acoge, le da este significado: “(Del it. al dente, literalmente ‘al diente’). loc. adj. Dicho de los tallarines, los macarrones, etc.: Cocidos de manera que conserven una cierta consistencia”. Puede usarse también como locución adverbial. ¿Cómo quedará, entonces, “un guerrillero al dente?”.
* * *
De ‘porque’ he hablado también muchas veces. Es conveniente, sin embargo, insistir, a ver si algún día esta gota constante de agua logra su cometido. El editorialista de LA PATRIA escribió: “...hay que velar porque se pueda dar ese encuentro personal entre Santos y Maduro…” (11/9/2015). En esta oración, su autor empleó la conjunción causal ‘porque’ en lugar de la locución ‘por que’ -que expresa finalidad, evidentemente lo que él quiso expresar-, y que puede ser reemplazada por ‘para que’. Obviamente. En el mismo periódico, el señor Hernán Chica Arango redactó: “No se entiende el por qué de las empresas de servicios públicos…” (La voz del lector, 11/9/2015). En ésta, evidentemente también, el uso del artículo determinado ‘el’ pide el sustantivo ‘porqué’ (‘el porqué’), que puede ser sustituido por ‘razón’ o ‘causa’, aunque en la muestra es más práctico suprimir el artículo, así: “No se entiende ‘por qué’ las empresas de servicios…”.
* * *
“Los expedicionarios vieron apenas un gorila ese día”. “Las autoridades buscan al gorila que se escapó del zoológico”. Estos dos ejemplos ilustran el uso de la preposición ‘a’ en el acusativo: en el primer ejemplo no la necesita, porque el objeto del verbo es indeterminado; en el segundo, sí, porque es determinado, a saber, ‘el gorila’ escapado, circunstancia presente también en las dos frases siguientes del doctor Fernando Londoño Hoyos: “Ahora el problema es controlar y poner en su sitio un gorila agrandado…”. “Maduro nos comió vivos y de la parla de Quito quedaron antecedentes funestos para manejar el gorila venezolano” (LA PATRIA, 24/9/2015). En ellas, obviamente, el objeto es determinado, ‘el presidente venezolano’, por lo cual es indispensable la preposición para determinarlo: “…a un gorila agrandado…” y “…para manejar al gorila venezolano”. Elemental.
* * *
Además de estas muestras claras de ‘leísmo (“se les destierra, se les esclaviza, (…) se les ignora; les aplaude”), encontré en el artículo del señor Andrés Felipe Betancourt la siguiente oración: “El caso de Feliciano Valencia es (…) tan o más aberrante que las expresiones populistas de Trump” (LA PATRIA, 25/9/2015). En ella, el redactor emplea equivocadamente la apócope del adverbio ‘tanto’, pues éste no precede inmediatamente al adjetivo que modifica: la frase, castiza y agradable al oído, es ésta: “…tanto o más aberrante que…”. Pero lo hizo bien en esta frase: “Pero tan aberrante sentimiento de rechazo…”. Se le abona.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015