Uribe es un tipo inteligente, sagaz, astuto y con experiencia; definitivamente alguien a quien el país por ciertas cosas le debe agradecer. No me dejen de leer todavía, partidarios del sí, que esto se pone bueno.
Un día de 1879, Thomas Edison revolucionaría el mundo inventando el bombillo. Él se convertiría en el padre de un invento que manejaba la corriente continua -DC- y pasaría a la memoria eterna de la humanidad. Eso es lo que se sabe, lo que vemos, la punta de un iceberg inmenso de historias. Como se pueden imaginar, la electricidad como la conocemos hoy en día no es igual que en sus tiempos.
Nikola Tesla es otro nombre que le puede sonar inclusive al menos informado. Él era un joven croata, un curioso inventor que trabajó para Edison y logró nada menos que desarrollar la corriente eléctrica alterna (AC), una tecnología de otro mundo, un invento inestimable. Cuando Tesla desarrolló la idea todavía trabajaba para Edison y ella no le pertenecía en su totalidad, por lo que era su jefe Edison quien tenía derecho a sacar la patente.
Edison rechazó su idea, aunque con su inteligencia pudo haber ayudado a mejorar los defectos que esta tecnología todavía presentaba, los detalles que había que pulir. Él pudo hacerle un bien aún mayor a la humanidad, pero se dedicó a difamar y señalar los peligros de la corriente AC inventada por Tesla. Él volvió un objetivo común entre una guerra personal, él buscó a través de los medios de comunicación, el generar miedo entre la gente con desinformación y datos irrelevantes. Sus ganas de acabar con los sueños y méritos de Tesla eran tan grandes, que inclusive le jugó sucio patrocinando el desarrollo de la silla eléctrica; instrumento que mostraba unas posibles consecuencias.
Según Dan Ariely, PhD en neurociencia cognitiva; Edison estaba influenciado gravemente por una tendencia psicológica que nos hace valorar irracionalmente más las ideas propias que las de otros. O como diría Paul Israel, experto líder mundial en la historia de Edison; “La gran debilidad de Edison fue su inhabilidad de cambiar su mente cuando la industria cambia”.
Ahí es donde veo yo un parecido entre Uribe y Edison. Veo en ambas historias una persona brillante que podría hacerle mucho bien a la humanidad, pero que se desvía de acciones constructivas por una rivalidad, por ser terco, por enamorarse ciegamente de sus ideas. Esto para después utilizar el engaño, sus excelentes habilidades de persuasión y la gran admiración que algunos le tienen por logros anteriores, para convencer al pueblo de ideas que, aunque no le hacen bien a la humanidad, sí le ensanchan el ego.
Por nuestra parte en Colombia no se trata del uno ni del otro, al igual que en la historia pasada, donde el protagonista no es un ser humano, sino el invento, en la historia la electricidad; en nuestra realidad la paz. Como diría alguien de mi total admiración: "Santos y Uribe quieren lo mismo: ser ellos, cada uno, los protagonistas del acuerdo, y que el protagonista no sea su adversario político. Es un asunto humano, demasiado humano, de pura vanidad. La paz sí, pero si la firmo yo." - Héctor Abad. Escritor, periodista, eminencia.
En Colombia ya conocemos el invento de Uribe que buscaba la paz por vía militar, uno muy útil en su tiempo. También conocemos lo nuevo, lo que hay, lo que con diálogos De La Calle y su equipo pudieron lograr, lo que quiere el 49% de Colombia. Lo invito, senador Uribe, a trabajar constructivamente en la nueva idea, a sacrificar un poco el mérito que se bien se merece por un bien mayor; por los de Bojayá, por los soldados, por nuestros hijos, por Colombia.
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Veo en ambas historias una persona brillante que podría hacerle mucho bien a la humanidad, pero que se desvía.
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