Hace un siglo el meridiano económico de Colombia pasó por Manizales: basta decir que no solo el poblamiento del centro occidente del país se consolidó, sino que su posterior industrialización en parte se debió gracias al grano de oro y a los cables y ferrocarriles cafeteros, cuando según el censo de 1912, Manizales contaba con 34.720 habitantes, Pereira con 18.418 y Armenia con 13.720 personas. Pero tras el modelo centralista del Estado derivado de la reforma keynesiana que acentúa la migración de los capitales a Bogotá, y de la pérdida del protagonismo de los anteriores medios de transporte, el surgimiento de un nuevo sistema carretero que favorece el comercio, desplaza el centro de convergencias interurbanas a favor de Pereira.
Algo de historia: entre 1913 y 1935, la producción de café del Gran Caldas según Antonio García, presenta un incremento del 539 por ciento; esto como consecuencia del declive de la producción pre-capitalista de las grandes haciendas cafeteras de Santander y Cundinamarca, y el apogeo de una nueva estructura productiva capitalista soportada en las pequeñas y medianas explotaciones cafetaleras de nuestra región, cuya participación en la producción de café entre 1932 y 1970 por departamentos, pasa del 29,5% al 26,8%. Si en 1932 Antioquia, el Gran Caldas y el Valle del Cauca contribuían con el 57% de la producción nacional, hoy el mapa cafetero colombiano ha cambiado: por extensión cafetera, el orden es: Huila 154.980 ha, Eje Cafetero 153.230 ha, Antioquia 130.990 ha y Tolima 117.180 ha.
El origen del capital industrial de Colombia, aunque en algunos casos parte de la propiedad de haciendas o de actividades especulativas asociadas al periodo de inflación de 1899-1902, fundamentalmente surge de la producción y el mercadeo de café después de 1870, aunque dada la inestabilidad socioeconómica interna y alto riesgo que representaban las actividades económicas del comercio exterior, se hizo notable la diversificación de las inversiones realizadas por los empresarios colombianos, quienes durante las dos primeras décadas del siglo XX, como una actividad adicional a la comercial incursionaron en industrias textileras, cementeras, tabacaleras, fosforeras y de alimentos, y en agroindustrias.
Si hasta 1930 Manizales contaba con decenas de establecimientos fabriles, como las trilladoras promovidas por Don Manuel Mejía Jaramillo, Luker (1906), Textilera Manizales (1919), Fósforos El Rey (1919), La Patria (1921), Tejidos de Occidente (1929) -que con Textilera Manizales da origen a Única ese año-, el apogeo industrial de Caldas se da desde la creación de la Chec (1944) y la apertura de la vía al Magdalena (1939), hasta la segregación del Gran Caldas (1967). Sin embargo, aunque la actividad fabril se favorece con las exenciones y beneficios del Decreto 3830 de 1985 y la Ley 44 de 1987 expedidos a raíz del desastre del Ruiz (1985), que se traducen en la creación efectiva de 45 empresas importantes, también decae tras la reforma del Estado (1991) al provocar la desindustrialización, como consecuencia de la apertura económica.
A raíz de lo anterior, en los noventa la distribución del PIB empieza a mostrar cambios estructurales, particularmente con el apogeo del sector terciario jalonado por la administración pública, el comercio, la hotelería y afines, y porque desde la bonanza cafetera (1975) hasta la última década, el sector primario redujo su participación en 12 puntos porcentuales. Ya en la década 2004-2014 mientras el PIB en Caldas crece en promedio 2,6%, la media nacional anual para el mismo período es del 4,8%, similar al dado en 1905-1950. Actualmente la estructura muestra la primacía del sector terciario, con una participación del 55%, contra el 24% para el sector secundario, el 14% para el sector primario y el 7% para los impuestos. Mientras la participación del PIB en el Eje Cafetero, equivalente al 4,1% del PIB nacional, el de Caldas al año 2013 solo llegó al 1,4% del total del país, con un per cápita de U$5500, contra U$8100 de la nación.
Y ahora qué: con la Hidrovía del Magdalena y un sistema ferroviario cruzando por Caldas, desarrollo viable si se soporta en la locomotora del carbón andino, se abrirían nuevos horizontes para Manizales y Pereira, siempre y cuando se construyan sinergias económicas y territoriales (Aerocafé, Tesalia y el Transporte Urbano Integrado) para fortalecernos frente a Cali y Medellín.
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