En esta época está prendiendo motores la campaña presidencial de los Estados Unidos, cuya elección se llevará a cabo en el mes de noviembre del año entrante. Campaña larga y que tiene un sistema un poco extraño porque finalmente el presidente es elegido por un consejo electoral y no necesariamente es presidente aquel que haya tenido la mayor votación popular.
El precandidato del partido republicano, señor Donald Trump, está liderando las encuestas para ser el candidato de ese partido, con un discurso xenofóbico contra los latinos y especialmente contra los mexicanos. Este señor Trump es arrogante, intimidatorio y groserón, es lo que podría decirse un tipo "maluco". Este comportamiento se lo da su enorme fortuna. La xenofobia se está dando con mucho énfasis en los últimos años en el mundo. Europa la está viviendo desde hace años, principalmente en Francia con Jean-Marie Le Pen quien en una época llegó a tener muchos adeptos.
Lamentablemente las dificultades económicas e inclusive sociales que se tienen en muchos países, están llevando a que muchas personas traten por todos los medios de buscar una mejor calidad de vida. Es impresionante lo que se ve en Europa a donde llegan asiáticos y africanos que atraviesan el Mediterráneo en embarcaciones totalmente inseguras, atestadas y en condiciones totalmente infrahumanas, con el agravante que muchas de ellas se hunden en el camino. Son tan precarias las condiciones de vida de esas personas, que prefieren padecer esas incomodidades y arriesgar hasta su propia vida que quedarse a vivir en su país.
Pero las malas condiciones de estos desplazamientos no solo se ven en Europa. Es impresionante lo que se muestra en el llamado "tren de la muerte", que inicia su recorrido en el sur de México y atraviesa todo el país con ciudadanos centro americanos subidos en las cubiertas de los vagones. No es muy claro como el gobierno de México permite el recorrido de estas personas atravesando de sur a norte su país, que además de las incomodidades y los riesgos a los que están expuestos en el viaje, también son objeto de permanentes ataques de bandidos que incluye atracos a los "polizones" e inclusive violaciones a las mujeres.
Un tema difícil porque en la mayoría de los casos los países receptores no están en capacidad de recibir este alto número de personas y menos ofrecerles fuentes de empleo. Pero lo más complicado es que hasta el momento los países receptores no han podido ponerse de acuerdo sobre cómo deben de manejar esta situación y lo único que se escucha son las voces xenófobas como las del copetudo Trump que plantea que lo mejor es construir muros divisorios con recursos de los países de donde llegan los inmigrantes y deportar permanentemente a las personas que logran pasar la frontera.
Si bien lo que está sucediendo en Venezuela con nuestros compatriotas no se puede decir que sea xenofobia, sí es muy delicado. Es un problema político entre dos países que comparten más de 2.200 Kms. de frontera común, en el que se ha permitido de tiempos inmemoriales el paso de personas y mercancías sin mayores restricciones y control. Ante las dificultades que está atravesando el señor Maduro decidió, para rescatar su imagen, emprenderlas contra Colombia, acusándola de todos los males que están sucediendo en su país. Esa era una reacción que se esperaba aún en tiempos de Chávez. Pero una cosa es que se espere esta reacción y otra que se haga realidad, sobre todo con maltratos y atropellos a conciudadanos nuestros; eso de ninguna manera debe de ser permitido ni tolerado. Santos se ha visto un poco desubicado en el tema, especialmente porque no ha tenido un apoyo formal y claro internacional y ha faltado solidaridad de los colombianos, especialmente con los que han sido maltratados.
Es urgente buscar por todos los medios posibles que se paren estos atropellos, pero también es importante que se tenga un control del contrabando en las fronteras. No es claro que se permita en Cúcuta por ejemplo, el tanqueo de gasolina de los vehículos con unas pimpinas -instaladas en las esquinas de la ciudad- que tienen gasolina Venezolana que entra de contrabando.
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