Este es el título de una película argentina que fue nominada al Óscar de la Academia como la mejor película extranjera, que presenta seis historias de humor negro que compiten entre sí para ser la más dura y complicada. Lo más delicado es que en nuestro país este tipo de historias e inclusive más atroces se presentan permanentemente.
Una historia que supera con creces las que presenta la película puede ser la muerte de los cuatro hermanos en Florencia (Caquetá). Uno de los grandes problemas que está presentando nuestro país es la falta de justicia. El común de la gente considera que ésta no funciona, por lo que deciden hacerla por su propia cuenta. El relato no puede ser más escalofriante. La señora que contrató a los asesinos simplemente pidió que le pegaran un "sustico" a la familia y sus empleados fueron "demasiado" eficientes.
Ante estos hechos el General Palomino, director de la Policía Nacional, propone que para delitos similares, se aumenten las penas o inclusive se contemple la posibilidad de establecer en el país la cadena perpetua. Nosotros los colombianos tenemos la tendencia a solucionar nuestros conflictos a punta de peleas y castigos y se nos olvida que lo que se tiene que hacer, además de las penas, es educar y formar a la comunidad. Lo delicado es que si estamos mal en cuanto a las sanciones, estamos peor en formación ciudadana.
Hay muchos ejemplos de que las penas y sanciones por sí solas no solucionan los malos comportamientos de la comunidad. Una muestra es la penalización a los conductores borrachos. El monto de la multa y las sanciones que se tienen establecidas, deberían servir para desestimular a conducir después de haber ingerido licor; sin embargo, se siguen presentando muchos accidentes y muertes originados por conductores ebrios.
Al parecer los contraventores de las normas se la juegan a la ley de las probabilidades. Los delincuentes, por ejemplo, saben que las posibilidades que lo cojan cometiendo un delito son muy bajas. Además, si cuentan con la mala suerte de ser detenidos, saben que la condena es muy poco probable que se dé y si son tan de malas que los sancionan tienen claro que el tiempo de reclusión así sea en la cárcel o en la casa es muy baja. Entre otras también contribuye a la falta de credibilidad en la justicia el hacinamiento en las cárceles. Los delincuentes tienen claro que "no hay cama pa tanta gente" y que la mayoría de los detenidos en la figura de casa por cárcel no son bien vigilados.
La imagen de la justicia está de capa caída y con lo que está sucediendo actualmente con el presidente de la Corte Constitucional poca ayuda se le está dando. Tengo claro que la mayoría de jueces y magistrados del país son personas competentes y estudiosas. Lamentablemente son unos pocos los que se encargan de dañar la imagen y desafortunadamente el gobierno nacional tampoco se compromete en generar una solución al problema.
También como una de las historias de relatos salvajes, puede ser lo que pasa en el país con el tráfico de influencias. Algunos congresistas o personas que ostentan un poder político y ciudadanos "agrandados" están convencidos que su supuesto poder o representatividad les da la posibilidad de intimidar a las personas, especialmente a los policías.
Ojala casos como el del muchachito Gaviria sirvan para que se tomen los correctivos necesarios y se evite que en el futuro se den intimidaciones como las de "usted no sabe quién soy yo" o inclusive amenazas como las de "voy a llamar a Palomino" o frases desobligantes con una comunidad como "voy a hacer que lo manden para el Chocó". Entre otras, es muy triste para el país que el atraso y abandono de un departamento se convierta en una posibilidad intimidatoria para que a un policía o a cualquier ciudadano lo amenacen como si lo fueran a mandar al destierro.
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