El presidente Santos está totalmente jugado con el tema de la paz. Pero para decir las cosas por su nombre lo que está buscando es un acuerdo con las Farc, porque el país está muy lejos de conseguir la paz. Una cosa es lograr que cesen los ataques a las poblaciones civiles, que no vuelvan a quedar sin agua y luz ciudades como Tumaco y Buenaventura y que se acaben los atentados ambientales con los derrames de petróleo a ríos y al mar y otra muy diferente es que tengamos paz. El país además de tener dificultades con las Farc tiene graves problemas con otros grupos guerrilleros, con los narcotraficantes y con la delincuencia común.
El país tiene 17 ministros del despacho, que el común de la gente no sabe ni quiénes son ni qué hacen. Solo hay unos pocos ministros que logran salir a la luz pública. Uno de ellos es el ministro de Defensa y es completamente lógico. Un país que vive sufriendo atentados, con muertes incluidas y daños grandes a la infraestructura exige que el encargado de garantizar la seguridad tenga que estar saliendo prácticamente todos los días en los medios de comunicación informando y explicando lo que está sucediendo.
El ministerio de la defensa ha tenido en los últimos años unos ministros muy fuertes. Uno de ellos es el actual presidente Santos, quien logró un importante reconocimiento a nivel nacional e internacional en su paso por este puesto. Santos cuando era ministro de Defensa salía permanentemente a los medios a dar declaraciones y supo ponerle el pecho a la brisa. El otro ministro que también es recordado es Juan Carlos Pinzón, actualmente nuestro embajador en USA, que también supo manejar el compromiso adquirido como ministro, acudiendo a los medios de comunicación a informar y dar las explicaciones requeridas y haciendo frente a los guerrilleros. No se dejaba intimidar.
Cuánto estará lamentando Luis Carlos Villegas el haber aceptado ser ministro de Defensa. El señor Villegas había tenido una vida calmada y tranquila hasta que llegó a ese cargo. Cuánto añorará su paso por la presidencia de la Andi, donde mostró su mejor faceta, la de ser una persona diplomática, que no cazaba peleas con nadie y siempre muy amigo de los gobiernos de turno. El presidente Santos le premió esa lealtad nombrándolo embajador en los Estados Unidos y después “lo castigó” mandándolo al ministerio de Defensa.
No tengo ninguna duda que el ministro Villegas tiene que estar muy aburrido en el puesto. Villegas, que es un buen ejecutivo, estaba acostumbrado a cócteles y reuniones sociales, por lo que tiene que estar muy impactado con tener que asistir casi diariamente a entierros y velorios de los soldados de la patria vilmente asesinados y salir permanentemente a los medios a informar y explicar las muertes de sus subalternos o los ataques guerrilleros que se presentan en el país.
La falta de experiencia y la incomodidad para manejar este tipo de situaciones se ha visto claramente en los últimos acontecimientos con las aeronaves que se han destruido. El ministro y en general el gobierno, no han sido claros con lo que ha pasado, si los accidentes del avión y el helicóptero se dieron por falta de mantenimiento de los equipos, por impericia de los pilotos, por malas condiciones climatológicas o, lo que puede ser más complicado, por un ataque de las Farc.
Todas las posibles causas son delicadas y todas deben ser tenidas en cuenta para tomar urgentemente los correctivos necesarios; pero sin lugar a dudas sí sería muy grave que estas aeronaves hayan sufrido un ataque guerrillero. El ministro Villegas fue excesivamente parco en sus declaraciones, se limitó a leer comunicados de prensa sin atender preguntas de los periodistas, contradiciéndose con el general Palomino y con algunas informaciones que salieron a la luz pública, lo que dio para pensar que algo tuvieron que ver las Farc con los accidentes.
Esta actitud está llevando a pensar a la comunidad que el gobierno está empanicado con la posibilidad de que este grupo guerrillero sea el causante de los hechos, lo que podría dar al traste con todo el proceso de paz -lo que sin lugar a dudas sería muy grave para el país-, pero que también sería más grave para Santos porque perdería toda opción para obtener su tan anhelado premio nobel de la paz.
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