Desde el dos de octubre del año pasado con la pérdida del plebiscito por parte del Gobierno nacional y el fortalecimiento político del expresidente Uribe, se inició la campaña para elegir al sucesor del presidente Santos. Así como el resultado del plebiscito fue totalmente inesperado, en el mundo también se han dado en los últimos tiempos votaciones que no eran las pronosticadas.

La cultura política está cambiando. Los electores quieren un cambio total, así éste aparentemente no sea el mejor. El discurso antipolítico está pegando con mucha fuerza en el mundo, lo mismo que el alto impacto que están teniendo las redes sociales, las cuales están siendo utilizadas para atacar a las personas para decir mentiras y generar dudas. Igualmente, en el país las últimas denuncias que se han hecho sobre la corrupción están contribuyendo para crecer el clima de desconfianza contra todo lo que tenga que ver con el sector público. La gente siente que al país se lo están robando.

Con este escenario se está iniciando la campaña presidencial, con un alto número de candidatos y con una incomodidad por parte de los electores. Ya no es tan claro que el vicepresidente Vargas sea el sucesor de Santos. Vargas tiene una buena imagen como ejecutor, pero el último acto de darle un coscorrón a su guardaespaldas, evidenció su grosería y su mal humor y lo dejó muy mal parado con sus potenciales electores; además, la gente se siente incómoda porque ven que está abusando de su puesto y tardando demasiado en renunciar y quedar en igualdad de condiciones que sus potenciales contrincantes. Es tan incómoda su posición en el gobierno, que sin haber anunciado públicamente su renuncia, ni el día de su retiro, ya tiene sucesor.

Hay candidatos para todos los gustos. Uribe se demorará hasta el final para nominar a su pupilo, aquel que lo va a obedecer en su presidencia y que no le vaya a hacer “conejo” cuando ya esté posesionado, como lo hizo Santos. Todo apunta a que el candidato será Óscar Iván Zuluaga, pues al fin al cabo tuvo casi siete millones de votos en la pasada elección presidencial. Es claro que Uribe como dueño de los votos va a tardar al máximo la designación de su candidato.

El exprocurador Ordóñez que cuando estaba en su cargo generaba opinión y controversia, ya sin puesto quedó totalmente perdido y olvidado. La eterna candidata Marta Lucía Ramírez no tiene nada que hacer. El partido Verde está pensando en postular a Claudia López, que puede tener algún eco por su discurso antipolítico y sobre todo por sus ataques a la corrupción que hay en el país. Por el Polo se está lanzando Jorge Enrique Robledo, que se ha destacado por sus debates en el congreso pero tampoco tiene fuerza a nivel nacional. Sergio Fajardo, exgobernador de Antioquia, puede tener alguna aceptación pero se ve frío y lejano.

El partido de la U tiene varios candidatos pero ninguno con peso específico y es muy poco lo que el presidente Santos, con su nivel de aceptación, les puede ayudar. El doctor Gustavo Petro, quien es el más claro representante del populismo en el país, hizo una pésima alcaldía en Bogotá y para no perder vigencia anda impulsando la revocatoria del alcalde Peñalosa. Finalmente no va a tener mucho apoyo.

Aunque se tenga una lista de más de veinte candidatos a la presidencia, serán pocos los que al final tendrán la mayor aceptación. El candidato del expresidente Uribe, el vicepresidente Germán Vargas y hay un tercero que se está moviendo tímidamente por el partido liberal que es Humberto de la Calle. Es ampliamente conocido en el país y fue figura protagonista en el acuerdo con las Farc. En los últimos días está cogiendo fuerza el exgobernador de Antioquia Luis Alfredo Ramos, que cuenta con la solidaridad de la ciudadanía porque considera injusta su detención y que entre otras, fue muy aplaudido cuando entró a la plaza de toros de la ciudad en una de las corridas de la pasada feria.

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Pablo Mejía: Un ser con una gran fortaleza y un gran sentido del humor que nunca perdió. Nos va a hacer mucha falta.