Para los colombianos pocas cosas son tan importantes como la de lograr la paz. En los últimos tiempos son muchos los procesos que se han tenido para lograr un acuerdo con las guerrillas. El primero se llevó a cabo cuando era presidente Belisario Betancur y después de ese mandato de una u otra manera quienes le siguieron, han tratado de abordar el tema.

En una decisión sorpresiva el presidente Santos inició desde hace algo más de dos años conversaciones con los guerrilleros de las Farc. No tengo duda de la importancia de firmar una paz con las Farc. Lamentablemente el comportamiento y las actitudes que ha presentado históricamente este grupo guerrillero, hacen muy difícil creerles su voluntad de firmar un tratado de paz por medio del diálogo, pero tampoco dudo que es muy importante buscarla por todos los medios posibles.

Para explicar el estado en que se encuentra el proceso de las conversaciones en La Habana, hace pocos días estuvo en nuestra ciudad Humberto de la Calle, jefe del equipo negociador del gobierno nacional. El doctor De la Calle ha tenido a través de su historia política dos actuaciones fundamentales para el país. La primera como vocero del Gobierno en la discusión y posterior aprobación de la Constitución del 91, y la segunda en las actuales conversaciones de La Habana. Pocas veces se ha llegado a un punto tan avanzado con este grupo guerrillero, que es el más fuerte y sanguinario del país.

En las conversaciones que se han tenido en La Habana se han recogido las experiencias del pasado. En esta oportunidad se tiene una agenda acordada. Anteriormente durante las conversaciones se hablaba de lo divino y lo humano. Sin bien es clara la superioridad militar del gobierno, todavía no se ha ganado la guerra. Para la terminación del conflicto, el Gobierno está examinando si con el diálogo es posible. El ideal sería tener las conversaciones con un alto al fuego, pero la experiencia vivida en el gobierno de Pastrana muestra que no es la mejor solución. La tregua acordada sirvió para que las Farc se armaran y se fortalecieran.

Han sido 24 meses de conversaciones duras y complicadas. No se tiene una fecha estimada para terminar las negociaciones. Cuando Santos informó su interés en sostener conversaciones con las Farc, creyó que este proceso tardaría máximo seis meses. Ahora es consciente de que a estos procesos es muy difícil ponerles plazo, porque los tiempos de los negociadores son muy distintos. Por un lado al Gobierno le interesa terminarlos lo más rápidamente posible, pero las Farc tienen muy poco afán; además, están teniendo una vitrina que no les interesa perder. El presidente Santos no se gastará su segundo período en conversaciones sin llegar a un acuerdo final.

El lema de estas conversaciones es "nada está acordado hasta que todo esté acordado". El proceso se está dando en medio de un clima de desconfianza. El país no les cree a las Farc. Lo esperado es que este grupo guerrillero haga "conejo" en cualquier momento, por eso con el mecanismo adoptado, lo que se pretende es que se llegue hasta el final. Son cinco puntos acordados en la agenda y actualmente se están discutiendo en forma conjunta el cuarto que es la solución al problema de las drogas ilícitas, y el quinto que es el resarcimiento a las víctimas, a quienes también se les esta dando un espacio en La Habana.

Solo quedaría faltando la refrendación de los acuerdos, para lo que las Farc han planteado que se realice mediante una Asamblea Nacional Constituyente en la que tengan representación las fuerzas guerrilleras; sin embargo, el gobierno insiste en que la refrendación se haga por la vía del referendo ciudadano.

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Carleo y Toñeta: Excelente la obra de conmemoración de los 20 años de Actores en escena. Una adaptación moderna y vigente de nuestra época y de nuestro entorno de la obra de Romeo y Julieta, que cobra plena validez con el momento político y social que estamos viviendo, incluyendo el proceso de paz.