Mediante los planes de ordenamiento territorial se define el área urbana de los municipios, se establecen los usos del suelo y se reglamentan las construcciones, entre muchas otras disposiciones. Es un documento esencial para determinar la forma como se desarrollan las ciudades atendiendo sus condiciones ambientales, urbanas, arquitectónicas y las dinámicas económicas y sociales. 
La ley establece que los planes deben de tener una vigencia de nueve años y durante este lapso pueden darse modificaciones. El POT vigente para Manizales fue adoptado en el 2001 y ha tenido sus modificaciones y sus reglamentaciones. Como modificaciones se dio las de establecer unas áreas de expansión en el Rosario y en el sector de La Aurora –localizado en las inmediaciones de La Sultana- y como reglamentaciones se tienen las denominadas Piezas Intermedias de Planificación (PIP). Hay que dejar en claro que la normatividad establece que si no se adopta un nuevo plan de ordenamiento, pasados los nueve años, sigue vigente el que se tiene aprobado.
Hace pocos días la administración municipal después de un largo proceso de socialización con la comunidad y con Corpocaldas, sometió a consideración del Concejo Municipal una nueva propuesta de Plan de Ordenamiento para la ciudad. Propuesta que la administración prácticamente tardó en su elaboración los cuatro años de la alcaldía del doctor Rojas y que finalmente contó con la aprobación por parte de la autoridad ambiental y con el respaldo por parte de la comunidad y de los sectores productivos. 
Es importante señalar que una cosa era Manizales a principios del siglo XXI y otra la que tenemos actualmente cuando ya han pasado 15 años. Con la propuesta presentada a consideración del Concejo se están actualizando las normas urbanísticas del municipio y se ajusta a las recientes disposiciones legales expedidas por el Gobierno Nacional, en lo que tiene que ver con el tema ambiental y, en especial, con las afectaciones que ha tenido el país por el cambio climático e incluye el estudio de gestión del riesgo desarrollado por la Universidad Nacional que reconoce y posiciona a la ciudad en un lugar destacado en el ámbito nacional e internacional en este aspecto.
Dentro del Concejo Municipal se ha presentado una discusión en el sentido de si finalmente logrará ser aprobado este nuevo plan. El plazo que se dispone para su discusión es corto porque debe ser debatido y aprobado en lo que resta del año y además, si bien la administración municipal gobernará hasta el 31 de diciembre, ya hay un nuevo alcalde electo que sin lugar a dudas querrá dar su opinión al respecto.
Expedir un plan de ordenamiento es muy complejo. Son muchas las personas y entidades que se pueden ver afectadas o beneficiadas; es decir, hay muchos intereses en juego. Un punto muy especial con el plan vigente es el de las Piezas Intermedias de Planificación (PIP). Estas que constituyen una reglamentación urbanística por sectores, han sido adoptadas para una parte de la ciudad, por lo que Manizales está prácticamente partida en dos en cuanto a normatividad urbanística se refiere; es decir, una parte de la ciudad se rige por unas normas y otra parte por otras, lo cual no es equitativo; además, dentro de las mismas PIP hay grandes diferencias en cuanto a exigencias y requisitos. 
Dejando en claro que el documento elaborado por la Administración Municipal está ajustado al marco legal y ha sido ampliamente discutido y analizado y que además las PIP son importantes para dar un ordenamiento territorial, lamentablemente por no haberse terminado todo el proceso de aprobación de esta normativa para toda la ciudad y por no haberse corregido las fallas que se tienen en las PIP ya aprobadas, me atrevería a decir que por la sola desaparición de la figura de las Piezas Intermedias de Planificación (PIP) es urgente e importante que se discuta y se apruebe la propuesta del nuevo POT de la ciudad.