No tengo conciencia de haber vivido una época de un fervor patriótico como el que se dio en el país durante el tiempo que nuestra selección de fútbol estuvo jugando en Brasil. Ver a la mayoría de las personas portando la camiseta de la selección Colombia, la bandera de nuestra patria ondeando en las fachadas de los edificios, de las casas e inclusive en los carros que circulaban por la ciudad, fue muy emocionante.
Nuestro equipo de fútbol llegó a una instancia histórica y el partido que jugamos contra Brasil será ampliamente recordado y comentado. Sin ser un experto en la materia considero que este se perdió más que por el árbitro, porque Colombia salió asustado y perdido en el primer tiempo y los brasileños supieron aprovechar estas circunstancias. Inclusive me atrevo a aventurar que el partido está siendo lamentado también por muchos brasileños, porque si hubieran perdido contra Colombia, les habría evitado la vergüenza de la estruendosa derrota que sufrieron contra Alemania. Fue muy significativo e impresionante el apoteósico recibimiento del que fue objeto nuestra selección en Bogotá y para los jugadores en cada una de las ciudades donde nacieron o donde viven. Eso estuvo muy bien.
En lo que sí nos rajamos es en la cultura ciudadana. Una cosa es estar pendiente de los partidos y celebrar los triunfos de nuestra selección y otra cosa son los desórdenes generados por los malos comportamientos de la comunidad. El país está en mora de tener una formación en cultura ciudadana. Solo Antanas Mockus, en su paso por la alcaldía de Bogotá hizo algo, pero eso ya se perdió.
Una cosa es que el país se paralice para ver los partidos, que hagamos fuerza durante ellos, que inclusive nos pongamos de pie cuando sonaba el himno nacional en Brasil antes de los partidos y que se aliente, viendo por televisión, a nuestros jugadores e inclusive que salgamos a celebrar y otra cosa es que la celebración se salga de control.
Sin lugar a dudas es muy agradable salir a celebrar a las calles, pero no deja de ser muy aburridor que les arrojen a las personas harina o le rocíen espuma, pero más preocupante son las peleas que se dan en medio de las celebraciones o los robos o inclusive que se termine herido en un hospital. Lamentablemente a esto es a lo que se exponen las personas que participan en estas celebraciones.
Por nuestra tradición histórica los colombianos somos de una cultura agresiva y violenta y lo más delicado es que para manejarla y controlarla no tenemos programas de cultura ciudadana. Uno de los causantes, por ejemplo, de las riñas callejeras es el consumo de licor. Pero la solución no puede ser que en determinados momentos se prohíba su venta y consumo. Procesos aislados de poco sirven. Hay una norma establecida que prohíbe el licor en las calles y en los espacios públicos, pero esta no se cumple.
Es urgente corregir malos comportamientos, desde cosas tan sencillas, como no arrojar basuras en las calles, no orinar en las vías públicas y a la vista de todo el mundo, cruzar las calles por las cebras y que éstas sean respetadas por los conductores, que se respeten las colas para ingresar a los espectáculos públicos, hasta generar espacios de formación sobre cómo debe ser la convivencia con nuestros semejantes. Lo más delicado, es que cada día en nuestro medio es más aguda la falta de tolerancia entre las personas. Igualmente, los procesos de cultura ciudadana deben ir acompañados de sanciones. De nada sirve un catálogo de buenas intenciones sino trae consigo "dientes". Un ejemplo claro de esto es lo que se logró con la normatividad de controlar a los conductores borrachos.
Si no se implementan programas de formación ciudadana serios y continuados, vamos a correr el riesgo de que por ejemplo para el próximo mundial, donde no tengo ninguna duda volverá a estar presente nuestra selección, terminarán muchos de nuestros compatriotas viendo y gozando de los partidos en sitios privados y seguros y celebrando en sus casas protegiéndose de las personas que están celebrando en las calles.
Volviendo al mundial de Brasil, este país también tiene dificultades para atender el comportamiento de la gente. Antes del inicio del campeonato, las manifestaciones populares reclamando el excesivo gasto que se tuvo para su organización y para la construcción de los escenarios fueron tan fuertes, que llegaron a amenazar su realización. Estos reclamos, unidos a la pérdida del partido de su selección con Alemania, están amenazando la posible reelección de su presidenta de la república.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015