En menos de dos meses se darán por terminadas las campañas presidenciales más atípicas y controversiales de la historia reciente de los Estados Unidos. Hay dos elementos principales que hacen que estas elecciones sean particulares, el primero es que por primera vez uno de los dos candidatos pertenecientes a los partidos tradicionales es una mujer y el segundo es el inesperado apoyo que ha recibido el polémico magnate Donald Trump. Aunque ninguna campaña electoral está exenta de escándalos, esta temporada se ha caracterizado por el poco tacto en el manejo de ciertos temas de la agenda política estadounidense, en especial por parte del candidato republicano. La actriz y productora americana, Jodie Foster, se pronunció acerca de los comentarios de Donald Trump en una entrevista reciente “Es decir, es absurdo. Es absolutamente absurdo. Si lo hubiera puesto en una película la gente hubiera pensado que estaba loca. Habrían dicho que era una sátira”.
Incluso antes del inicio de su carrera política, el candidato republicano Donald Trump ha sido reconocido por sus comentarios polémicos. Sin embargo, ha sido en sus discursos de campaña donde se ha ganado la mayor parte de sus enemigos. Sin duda, los comentarios que mayor revuelo, indignación y en algunos casos apoyo han generado fueron los relacionados con la inmigración en Estados Unidos, dirigido especialmente hacia los musulmanes y los mexicanos pues considera que los primeros son terroristas y que los segundos no son mucho mejores pues “traen drogas, son criminales, son violadores y algunos, asumo, son buenas personas”.
Consecuentemente, la teoría de la securitización de la Escuela de Copenhague de Relaciones Internacionales nos permite hacernos una idea de cómo sería tratada la inmigración en el caso de que Trump llegue a la presidencia. Esta teoría insiste en la existencia de dos agendas públicas, la agenda política y la agenda de seguridad. La primera agenda se caracteriza por manejar los asuntos públicos como la salud, la educación y el medio ambiente a través de las instituciones democráticas como el congreso y los departamentos encargados de cada tema específico. La agenda de seguridad, por el contrario, se encarga de temas que ponen en peligro la supervivencia de la nación y por lo tanto tienen un tratamiento especial por ser temas delicados donde está en peligro la vida de los ciudadanos y donde, por lo tanto, no aplican algunos valores democráticos como la transparencia o la rendición de cuentas.
Tradicionalmente, la agenda de seguridad se ha enfocado en las amenazas militares, sin embargo, algunos políticos han optado por ampliar la agenda al incluir temas como el cambio climático, el VIH y la libertad de prensa al considerarlas amenazas para la supervivencia del Estado. Esta retórica se utiliza principalmente para generar miedo en la población y de esa manera justificar acciones que en otros casos podrían resultar poco populares. Teniendo esto en cuenta, se puede ver como los pronunciamientos de Donald Trump indican que quiere hacer que la inmigración sea tratada como un tema de seguridad nacional. Si logra su cometido, las implicaciones serían nefastas para un país formado por inmigrantes pues las políticas que se tomen al respecto van a ser poco transparentes, con un potencial para la violación de los derechos humanos y todo amparado bajo la fachada de que los inmigrantes son un peligro para la supervivencia del pueblo estadounidense.
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