Generar oportunidades en la población, potenciar sus fortalezas y mejorar la competitividad son algunos de los beneficios que se obtienen al planificar las regiones de manera inteligente y sostenible.
En Colombia, por ejemplo, se comenzó a concebir a las ciudades y municipios de forma integrada, unidos por motores de desarrollo como la innovación, la producción y la comercialización. Esto es lo que hoy conocemos como los proyectos de Diamante Caribe y Santanderes o Diamante del Pacífico.
Iniciativas de este tipo han sido implementadas en varios países, que han derivado en importantes avances económicos y desarrollo social. Por mencionar un ejemplo, Singapur pasó de tener, en los años setenta, un PIB per cápita de US$428 a uno de US$55.000 en la actualidad, gracias a la ejecución de estrategias acordes con las necesidades de su población y del momento.
El análisis territorial permitió identificar la necesidad de ampliar el concepto de integración regional. La concepción de territorios no se podía limitar a reconocer solamente a las urbes como focos de desarrollo, también era importante generar una complementariedad con el mundo rural, para poder potenciar la fortaleza agropecuaria.
Con esta mirada se decidió implementar en Colombia el modelo de Agrópolis. Iniciativa que promueve el desarrollo integral de las ciudades con capacidad agropecuaria y potencial de crecimiento sostenible, orientadas a impulsar las sinergias del desarrollo agropecuario entre espacios urbanos y rurales.
Esta contempla el mejoramiento de las redes viales, el desarrollo de distritos multipropósitos de agua, centros de procesamiento de productos e instalaciones logísticas, entre otros. El objetivo es generar un entorno propicio que atraiga y retenga a técnicos, profesionales e inversionistas.
El proyecto pionero en el país fue la Agrópolis del Sinú. Con el apoyo del alcalde de Montería, Marco Daniel Pineda, se busca impulsar la oferta exportable de la región, en sectores relacionados con carnes, derivados lácteos, hortalizas, frutas frescas, productos acuícolas y apícolas, entre otros.
Estamos convencidos que, para lograrlo, se deben desarrollar y fortalecer las capacidades de los campesinos, los técnicos y los profesionales. Esta es una tarea que tienen los diversos actores que intervienen en el proceso.
Por ejemplo, se están generando alianzas con instituciones expertas en el tema, como el CIFEA de Murcia, en España, que proporcionará formación agroindustrial, para que la región conozca mejores prácticas.
Otro factor importante es promover la asociatividad, para que pequeños, medianos y grandes productores estén alineados y trabajen por mejorar la competitividad, fomentar la innovación, el emprendimiento.
En conjunto con la ciudad, Findeter articula esta estrategia y ofrece productos financieros y crediticios que apalancan las necesidades de infraestructura. Dentro de las acciones que se ejecutarán, con el apoyo de entidades como ProColombia y Minagricultura, se realizan ruedas de negocios y vitrinas comerciales.
Las Agrópolis son, sin duda, la nueva gran apuesta transformadora del país.
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