En uno de los Coloquios de Berceo con Florentino, que se publicaron durante un tiempo en el periódico de casa, y una selección de ellos fue recogida después en un libro que lleva ese nombre, publicado en 1995, Berceo, con su agudo humor negro, se refería a los funcionarios, públicos y privados, que son consentidos de los jefes políticos o del sector empresarial, cuya ineficiencia es reconocida, no obstante lo cual siempre ocupan altos cargos.
Su habilidad para mantenerse en las nóminas más jugosas, hasta coronar una suculenta pensión, se fundamenta en apellidos y abolengos (hay sociedades en las que esos embelecos todavía funcionan); en títulos académicos adquiridos (comprados) en cortos viajes a centros universitarios del exterior, en los que, de paso, aprenden a chapucear inglés o francés; en una fidelidad servil a dirigentes empresariales o políticos de gran influencia; o en matrimonios de conveniencia, en los que el lagarto pone la pinta y la posición social y el suegro, un nuevo rico poderoso, blanquea su estirpe.
Esos tipos, si no hicieran nada y permanecieran callados, harían menos daño. Pero el problema es que les da por tener iniciativas, imponer normas y sistemas y dictar conferencias, ahora con los maravillosos recursos de la informática, que les permite bajar de Google infinidad de ideas ajenas y trasladarlas a una tableta, donde leen pasando las páginas con el suave movimiento de un dedo sobre la pantalla; lo que tradicionalmente se ha hecho mojando también un dedo con saliva, para pasar las hojas de papel. Para estos personajes, que pueden ser gerentes de grandes empresas, o gobernadores y ministros, se ha creado una metodología con tres cuerpos de palabras para combinar vocablos (eso decía Berceo), que, escogiendo una palabra de la primera columna y combinándola con cualquiera otra de las otras dos, se obtiene una frase de impacto. Por ejemplo: Grupo Uno 1) Economía; 2) Devaluación; 3) Productividad; 4) Planificación; 5) Diversificación. Grupo Dos 1) Integral; 2) Racional) 3) Metódica; 4) Vertical; 5) Programática. Grupo Tres 1) Descentralizada; 2) Diferida); 3) Positiva; 4) Acelerada; 5) Moderna. El personaje, entonces, combina el 1, 3 y 5 y le da "economía metódica moderna". Y 2, 4 y 1 y obtiene "devaluación vertical descentralizada". Los aplausos no se hacen esperar.
Y estos son los pasos (también según Berceo) que sigue un proyecto elaborado por uno de esos "genios":
1) Optimismo en la planeación.
2) Entusiasmo en la ejecución.
3) Desilusión final.
4) Pánico en la empresa.
5) Búsqueda del culpable.
6) Castigo del culpable.
7) Elogios para los que no hicieron nada.
El autor normalmente sale indemne, y un subalterno suyo paga el pato.
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