Zapping
@leonardopineda
"La consciencia no es un viaje hacía arriba, sino hacía dentro. No es una pirámide, es un laberinto. Cada opción podía aproximarte al centro o a las espirales de los bordes... a la locura".
Cuando era niño (no hace mucho), una de las escenas que más me impactó fue la de Yul Brynner develando bajo su cara de vaquero una máquina. Se veía tan impresionante que en mi mente infantil siempre lo seguí asociando con que él era en verdad un robot. El concepto de androide no era el más utilizado en el cine de la época, pero ya había hecho su aparición en la icónica Westworld y luego en Futureworld, donde se presentaba en un futuro cercano la recreación de diferentes mundos para el deleite de los visitantes, todos atendidos por unos anfitriones que simplemente eran androides que hasta sangraban cuando eran heridos, la duda planteada era que si esos robots podrían llegar a recordar, a sentir, a odiar o amar.
El año pasado HBO estrenó su serie basada en la historia del director y novelista Michael Crichton, despertando en los fanáticos del film una inquietud por la forma en la que se enfocaría esa historia en diez horas. No escatimaron en costos (más de cien millones de dólares), la producción es de una factura de primera calidad y el elenco podría considerarse de lujo. Desde el cabezote ya uno sabe a qué se enfrentará, pero con cada minuto que pasa la historia va dando giros insospechados que llevarán al espectador a un remolino emocional como pocas veces se ha visto en la televisión mundial. Usted, mi querido lector, no ha visto nada como Westworld, ningún show lo ha direccionado como este lo hará y ninguno se quedará en su mente mientras le da forma con lógica y raciocinio a algo que no lo tiene.
Resultará entonces dándose cuenta que en algún momento usted también hace parte de ese parque de diversiones donde no sabemos con seguridad qué es lo que pasa o quién es quién. Sir Anthony Hopkins junto a Ed Harris se involucraron en un proyecto televisivo gracias a la calidad del guión, a la historia tan bien presentada, a un cuento donde hay que pensar. Las actuaciones femeninas de Evan Rachel Wood y Thandie Newton son insuperables, una fotografía impecable y unos efectos de última generación hacen sin duda de esta serie una joya de la televisión actual. Los diálogos son bellamente escritos y de una inusitada profundidad, una reflexión hermosa acerca de quienes somos y donde estamos. Otro elemento al que hay que prestarle muchísima atención es a la música que tiene una magia innegable al llevar canciones modernas a ese sonido de los órganos de cantina. Véala, no se decepcionará, Westworld se quedará en su mente por siempre.
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