Tres años antes que el seudoaltruista Carlos Castaño, mandara matar a Jaime Garzón (13 de agosto de 1999) y por cuyo crimen aún se investigan a otros “patriotas” involucrados en la belicosa operación, el reconocido periodista y abogado de la “nacho” estuvo en el Teatro 8 de Junio de la Universidad de Caldas. Se cumplen 20 años de su inolvidable visita, la cual hace parte de los archivos audiovisuales de la Universidad, y puede verse a través de youtube en el vínculo https://www.youtube.com/watch?v=H5R9dy8Xfzc. 
Para quienes pudimos verlo y escucharlo, Garzón buscaba plantear tres ideas fundamentales; primera, la necesidad de la “cualificación de nosotros mismos” poder saber quiénes “somos” los colombianos, pues gran parte de nuestros conflictos obedecen al hecho de no darnos la oportunidad de definirnos colectivamente. Dicha cualificación no es ajena al escenario local; por eso, uno de los propósitos de la Cátedra de Historia regional de Manizales del año 2015, era generar insumos para la construcción de ciudadanía y contar con elementos que permitieran dar respuesta a la pregunta qué significa “ser manizaleño” la cual formulo en los círculos laborales, académicos y ociosos más cercanos sin resultados satisfactorios.
A este respecto puede verse como la Registraduría Nacional del Estado Civil, otorga a los menores de edad tarjetas de “identidad” como si se tratara de un asunto particular y privado; como lo manifiesta el profesor W. Licona (U Nacional, 2012) y según el enfoque de los constructivistas, la identidad se vive afuera, en el mundo e inmerso en un diálogo con los otros. Confunde la Registraduría “identificación” con “identidad”, que para el caso de los manizaleños, entonces solo debería ser una tarjeta, una donde quepamos todos.
Segunda idea de Garzón: “necesidad de participación en las decisiones del Estado”. Cuando estuvo en la Universidad, ya llevábamos 5 años de la Constitución Política; y la situación no ha variado significativamente. Si los ciudadanos no participan de algo tan elemental y significativo como un voto inteligente, los corruptos respiran de manera tranquila. Si la gente decente se decidiera a participar en política, tendríamos mejores resultados: los senadores Jorge Robledo y Claudia López y el exgobernador de Antioquia Sergio Fajardo son ejemplos de que no todo está tan podrido ni tan perdido.
Tercera y última idea: “interés en los temas que nos atañen a todos”. Fracasos como el sistema estratégico de transporte, macrodesastre de la comuna San José, engaño del programa de renovación urbana Baja Suiza, Zona Franca, regalo de los bienes públicos e incertidumbre del Aeropuerto de Palestina, se agravan por la falsa creencia que ese es un problema de unos o de otros pero no de “nosotros”. En Manizales, la ausencia de políticas públicas en materia de cultura, deporte, medio ambiente y fiscal por mencionar solo algunas, terminan generando un simple activismo que no responde a procesos de formación de ciudadanía y de identidad cultural, que dilapidan adicionalmente los escasos recursos públicos: planeación a la inversa.
Garzón bien pudo haberse dedicado a litigar, o a presentar la “cosa política” después de la echada de Vicky Dávila de RCN y conseguirse un apartamento dúplex, un carro, una mascotica, una tarjeta de crédito, una pareja que trabaje, cotizar para la pensión, suscribirse a Directv, tomar whisky y votar de vez en cuando, si tuviera tiempo, algo más esnob. Sin embargo, con su estilo socarrón, prefirió pensar en la felicidad de todos los colombianos; solo quería que los ciudadanos y el Estado hicieran lo que les corresponde, nada del otro mundo. Pero no, la búsqueda de lo esencial puede conducir a la muerte.