Tarde de contrastes. De la dolorosa frustración de Juan Viriato, herido, por no poder recibir la alternativa, al triunfo incontrovertible de Sebastián Castella. De la voluntad de Andrés Roca Rey, al desigual encierro de Ernesto Gutiérrez Arango que no terminó de romper, con la excepción de un toro que supo pasar la línea de la trascendencia hasta ganarse el derecho pañuelo del perdón.
Las sensaciones se entrecruzan a la hora de armar ese rompecabezas. Pero sobre lo que no hay discusión es en torno a que el francés, cada vez más manizaleño, encontró en 'Millonario' su mejor pareja para hacer una danza de arte de la que, además, sobrevino un indulto, premió a la nobleza y a la duración que se traduce en bravura.
Una faena de esas que arrancan del puerto sin que se advierta que pueden llegar tan lejos. Pero para eso está el oficio cada vez más ancho y largo del hombre que ahora, igual, impresiona por los terrenos que pisa como por la insospechada condición de lidiador que ha ido adquiriendo. Con esas armas en la mano, Castella ordenó cada una de las suertes y cada uno de los cites hasta construir una obra templada, con el toreo fundamental como insignia. La petición popular empujó al palco para premiar con dos orejas simbólicas al amo de la tarde y a ese toro que supo hacer valer.
En las otras dos faenas también asomó esa capacidad para limar lo que no valía y resaltar aquello con lo que sí se podía contar. En el primero, heredado de la mala suerte de Juan Viriato que fue a parar al hospital con fracturas en las vértebras lumbares sin aparente compromiso neurológico, el torero de Beziers escribió dos capítulos. Uno, al inicio con la muleta, que enseñó el toreo por bajo a quien quería otras opciones. Y otro, en un segundo aire, en que hubo ligazón y ritmo. Oreja.
En el quinto, los naturales lograron la cota más alta de pureza. El toro creció a medida que transcurrió la lidia. Pudo haber un trofeo más, pero esa muerte de bravo se lo tragó. Ovación.
El mano a mano en que terminó entonces el festejo, puso en la orilla de Andrés Roca Rey los demás tres ejemplares. El peruano no estuvo en plenitud de condiciones. Primero, por causas físicas. El puntazo, con cara de cornada en el gemelo izquierdo, al perder pie por las revoluciones del toro de apertura en el capote, lo dejaron disminuido. Esa fue apenas una parte de su tarde amarga.
Pero además, el triunfador de Acho no siempre le encontró la vuelta a los toros con medio tanque de recorrido que le correspondieron en suerte. En el segundo de la tarde quizás estuvo más cerca de las soluciones con una mano izquierda larga, pero la espada le dijo no. El cuarto, protagonista de una vara de premio con Rafael Torres de por medio, resultó manso y reservón, sin soluciones. Y el último pasó de ser potable a dejar de trascender.
Ficha de la corrida
Feria de Manizales
Tercera corrida de abono
5 de enero
Seis toros de Ernesto Gutiérrez Arango. Justos de presentación y dispares de juego. Fue indultado el tercero de la tarde, de nombre 'Millonario', número 16. Primero y quinto se movieron. Los otros tres, intrascendentes. Buena pelea del cuarto en el caballo.
450, 510, 504, 442, 462, 512 kgs.
Sebastián Castella
Grana y oro
Oreja, dos orejas simbólicas y ovación tras aviso.
Andrés Roca Rey
Caldero y oro
Silencio, palmas y silencio
Detalles
Heridos Juan Viriato (quien no pudo recibir la alternativa) y Andrés Roca Rey. Tarde lluviosa, sin viento.
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