Una lección, otra, de las tantas de Julián López ´El Juli’ para devolver la fe en ese último de la corrida, cuando ya tenía la puerta grande en su montera. Pero ya todos saben cómo es él, no tiene límites. Y menos los iba a tener si de por medio estaba ese mano a mano que de alguna manera se escurría de las manos por la escasa duración de los toros de Ernesto Gutiérrez Arango.
Pudo ser antes, en esa imperceptible forma cómo huele los toros mientras los demás no se enteran, pero luego de esos tres muletazos iniciales que le prodigó sobre el pitón derecho, el enemigo ya estaba en la canasta.
Y de ahí jamás volvió a salir, con los trazos acordes a la condición de un enemigo al que no se le podía obligar más de la cuenta. Claro está, se necesitaba la firmeza que dice quién manda y el temple para no despertar más que confianza.
El toro pareció olvidar sus defectos de salir suelto y buscar alguna referencia más allá del trapo. E, incluso, al final, cuando se inclinó por las tablas, El Juli le permitió sentirse a gusto en esos terrenos. Apenas lo necesario para traerlo de vuelta a los de la dignidad. La obra duró mucho más de lo que el optimismo aconsejaba. Y el espadazo cobró las dos orejas y entregó el pasaporte para concursar por el trofeo de la Feria.
En el turno anterior, con un toro menos potable, el triunfador ya había tomado la medida de la salida en hombros, con una lidia en la que no siempre encontró respuesta por parte del ejemplar. Era una oreja pero la Presidencia dejó caer el otro pañuelo. Una exageración.
Y en el de salida, segundo de la tarde, hubo también lecciones magistrales; eso sí, aisladas, ante otro toro que no terminó de romper. Saludo desde el tercio.
La otra mitad de la película no emocionó. Morante quiso, pero no pudo. Lo suyo resultó una suma de retazos, algunos de toreo caro, pero jamás una obra maciza. En el que se abrió de capa, una media verónica y algunos raptos añejos sacaron los olés de los morantistas y, con ellos, de todos los demás. Le faltó alegría al toro.
En el tercero la desconfianza entró como pie izquierdo. El de la Puebla no se complicó para tomar la decisión de abreviar, pero sí para pasaportarlo. Larga sesión de pinchazos y descabellos, con la gente más que molesta hasta tocar la bronca.
Quedaba el quinto y la voluntad de tratar de gustar y regustarse. Otra media con el capote y dos naturales sobresalieron en el empeño por tocar el corazón de los aficionados. Pinchazo, descabello y oreja, muy larga.
Ficha de la corrida
Feria de Manizales
Quinta corrida de abono
Domingo 8 de enero
Seis toros de Ernesto Gutiérrez Arango
Entipados y poco ofensivos. Algunos con movilidad pero en general de corta duración. Sin sobresalir ninguno.
468, 448, 500, 462, 446 y 470 kgrs
Morante de la Puebla
Lila y azabache
Saludo, bronca tras dos avisos y oreja
El Juli
Saludo, dos orejas y dos orejas
Detalles
Plaza casi llena y tarde fresca.
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