El terrible crimen de Yuliana nos tiene indignados a todos, pero lo más alarmante es que este asesinato se suma a los 18.000 casos de abuso sexual a niños y niñas que hasta octubre 31 de este año se habían dictaminado en Medicina legal, según declaraciones de su director, Carlos Valdés. Que cifra tan espeluznante y ésta solo representa los casos que llegan a conocimiento de las autoridades, quién sabe cuántos otros estarán sufriendo el abuso en silencio, sin que puedan defenderse ni denunciar… Si pensamos que estos niños y niñas abusados son los adultos del mañana ¿Cómo romper esta cadena de odio que se siembra en estas pequeñas víctimas?
Otra de las tristes cifras es que apenas un 5% de las violaciones a niños y niñas son ejecutadas por desconocidos, el 95% de los victimarios son personas conocidas y aún peor, como dice Valdés, personas “en la línea directa del afecto”, es decir padres, padrastros, abuelos, hermanos mayores. Para el director de Medicina legal, este fenómeno es parte de la cultura machista y agresiva, que ha enseñado a estos abusadores que las cosas se pueden conseguir con la violencia. El quince de noviembre murió en un hospital de la localidad de Suba una niña de dos años, que fue violada y golpeada, su crimen no fue promocionado por los medios de comunicación, pero es igualmente atroz. ¿A este caso también lo estarán investigando con tanta efectividad como al de Yuliana? me gustaría saber.
Algunos países contemplan la castración química para los pedófilos, en Rusia se aprobó esta ley en 2012, allí se reportó una incidencia de crímenes sexuales contra menores de 14 años de 9.500 en 2010. Aquí ya vamos casi en el doble y no se ha acabado el año. En Indonesia el propio presidente impulsó la ley, que acaba de ser aprobada, después de un horrendo crimen sucedido en ese país. En Estados Unidos 9 estados, incluyendo California y Florida, aplican la castración química en caso de delitos graves contra menores.
Yuliana está muerta, su caso tuvo el peor de los desenlaces, pero cuántos niños y niñas andan por ahí con su infancia destruida, con su inocencia arrancada de tajo a manos de un perpetrador, que en mi concepto no merece llamarse persona, pues al violar los derechos de otro ser de esa manera acaba con los suyos y con el calificativo que lo distingue de una bestia. Yo sí creo que en Colombia se debe implementar un castigo ejemplarizante para esta escoria, ojalá se aprobara la castración, y no precisamente la química, pues estas bestias se aprovechan de su virilidad y de su fuerza para violar y, como en el caso de Yuliana, para asesinar a las más indefensas criaturas. No merecen que la sociedad les dé otro trato; que pierdan lo que más estiman y vivan muchos años de infierno en una cárcel, recordando lo que le hicieron a sus víctimas. Así los nuevos victimarios lo pensarán dos veces antes de atreverse a ejecutar tan abominable acto. Este es un plebiscito que me gustaría votar.
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