Un ensayo en el que se remueven muchos conceptos que se dan por sentados como verdades reveladas. Eso es ¿Por qué fracasa Colombia?, el más reciente libro del escritor y pensador colombiano Enrique Serrano. El autor de novelas como Tamerland o La marca de España se propone sin exageraciones y sin complejos, tan propios en nuestro territorio, ver dónde están los orígenes de nuestra nacionalidad, que aún está en formación.
Distinto a lo que muchos piensan sobre que se empieza a formar el carácter del país con las guerras de Independencia o de otros que consideran que son los indígenas y los negros los que sientan tales bases, Serrano advierte de la importancia del mestizaje, pero se va más allá al sur de España, a la parte de la península que ocupó el Imperio Romano, a la influencia Mozárabe y Judía, de nuevos cristianos, que debieron abjurar de su credo para poder vivir en España y son esos mismos los que huyeron de la península ibérica en busca de rehacer su vida y siendo muy cuidadosos de mantener las formas para no ponerse en peligro de persecución o muerte.
Esos genes de transhumantes se mantuvieron por mucho tiempo en el país y solo el proceso de urbanización en los últimos 50 años ha movido en algo las estructuras que permanecieron por tanto tiempo en Colombia. De hecho, destaca como lo hizo antes Eduardo Posada Carbó, la casi nada de violencia que ha tenido nuestra historia, pues la única gran guerra en estos años fue la de los Mil Días, las demás no necesariamente.
Pero lo que tiene de innovador este ensayo es que no se queda como tantos otros buscando la explicación de nuestras realidades a la guerra, a las antiguas y las recientes, sino que sin restarles importancia no se detiene en ellas, sino en los asuntos sociológicos y antropológicos que permiten formar los comportamientos, que al final es lo que nos define, cuando se repiten en lo colectivo.
Resulta muy interesante la forma en la que Serrano va mostrando los rasgos de nuestra lengua como carácter identitario de lo que somos o estamos construyendo. Cómo el habla que se preocupa por las maneras, que es cuidadosa, tiene mucho que ver con el origen de esa nación conformada por personas que tenían mucho cuidado de hablar y no molestar a las autoridades que podían sospechar de sus orígenes mozárabes y similares. Es la expresión oral correcta, incluso, una ayuda para escalar posiciones sociales. "El lenguaje fue el eje de la nacionalidad (…), el motor de la vida provinciana". Que tiene todo que ver con la forma de ser del colombiano promedio: su corrección al hablar, su relativo conservadurismo, la moderación de sus ademanes y sus comportamientos relativamente predecibles y porque intenta no dar papaya.
En fin, para entender un poco de lo que trata este provocador texto, una cita: "la desmesura de pretender convertir en naciones a los pueblos dispersos que habitan territorios muy vastos en los cuales no ha habido opción de construir cohesión, ni apenas pertenencia real".
Un texto para entendernos mejor, pues en realidad nos detenemos muy pocas veces a pensar que lo que somos forma parte de la idiosincrasia y es común a otros. Vale la pena leer para entender.
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