El 6 de noviembre de 1986 empezó una de las peores semanas de las que se tenga memoria en este país de malas semanas. Ese día un comando armado del grupo guerrillero M-19 entró por asalto al Palacio de Justicia con el fin de hacer un juicio público al presidente que pintaba palomas de paz y había extendido su mano a la subversión, Belisario Betancur Cuartas.
No había seguridad policial en el Palacio, algunos miembros del M-19 estaban convencidos de que esa operación había sido cancelada días antes y, como si fuera poco, las autoridades tenían información desde días antes que iba a ocurrir tal aventura guerrillera.
Esas cosas pasan en Colombia en donde nadie contaba con la reacción militar para recuperar el Palacio, que utilizó artillería pesada y desoyó los ruegos de magistrados y de la sociedad civil para detener el fuego y dialogar con los guerrilleros. El resultado ya es bien sabido. En nombre de la defensa de la democracia, maestro, se cometieron todo tipo de abusos, como lo corroboran hechos recientes como la identificación de cadáveres que habían sido entregados a familias cambiadas.
11 magistrados muertos se sumaron a empleados y otros funcionarios en cuya cifra es imposible ponerse de acuerdo, amén de desaparecidos y de escapados.
El primer día, la Toma; el segundo, la victoria pírrica del Estado; el tercero, el reclamo por los desaparecidos; el cuarto, las misas; el quinto, las nuevas sedes transitorias para la Justicia; el sexto, el Reinado Nacional de la Belleza con María Mónica Urbina elegida; el séptimo, apenas se insinúa el rumor de una erupción volcánica que la mayoría desestima; el octavo fue el día de los lahares que arrasaron Armero, y el noveno, el de las dimensión de la tragedia, que se extendió hasta Caldas, en Villamaría y Chinchiná.
"1985 La semana que cambió a Colombia" recoge los relatos de nueve periodistas. Cada uno escoge un día y va haciendo recordar lo que fue ese momento en el país, algunos con más periodismo, otros con más imaginación, pero todos con el deseo de relatar lo que pasó durante esos días.
Recordar los dramáticos momentos en los que la artillería pesada del Ejército, sin medir consecuencias, rompe con su fuego las paredes del edificio emblemático de la Justicia. También cómo ardieron expedientes, paredes y gentes en el incendio desatado.
Saber del dolor de las familias que vieron perder por sospecha a sus seres queridos, los mismos que habrían salido vivos del Palacio, pero torturados y ultimados en manos de quienes debían defender el Estado.
Una semana que resultó más colombiana que nunca, con la orden de transmitir partidos de fútbol para sacar de la angustia a los colombianos, cuando el Ministerio de Comunicaciones ordenó censuras y en la que hasta el reinado de Cartagena anduvo de luto, pero igual se hizo.
Ni hablar de lo que vino después, una tragedia como nunca la había visto el país, que lo unió en torno a una causa común, que impidió que los reclamos al gobierno de turno siguieran por no haber parado la barbarie de una semana atrás, que demostró que en materia de prevención Colombia no estaba siquiera en pañales. A pesar de los llamados para evitar la tragedia nadie actuó.
Los cronistas escogidos para contar ese novenario de realidad fueron Alfredo Molano, Armando Neira, José Navia, Ana María Cano, Jorge Cardona, Juan David Correa, Antonio Caballero, Ricardo Silva y Héctor Rincón.
Si las nuevas generaciones tienen interés en lo que fue este doloroso capítulo de la historia de Colombia, encuentran una narración que los acerca con lujo de detalles a esos días. Y para quienes los tienen en su memoria, es una buena oportunidad para recordar los detalles y entender que nunca más nos puede volver a pasar.
VARIOS AUTORES. 1985 La semana que cambió a Colombia. Semana Libros, 2015.
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