Los especiales son el sector de mayor dinamismo e innovación en la actividad cafetera. El modelo de producción de commodities, en el cual está inmersa Colombia, está estancado desde hace años, aprisionado por el capitalismo salvaje de la bolsa de Nueva York. Los productores estamos postrados ante la voluntad de siete u ocho compañías que mueven el 80% de la producción mundial, dos de ellas compran el 44%; infortunadamente entramos en esa dinámica, perdimos diferenciación, y gran parte de nuestra caficultura se encuentra amenazada por las condiciones impuestas por estos monopolios.
El negocio cafetero se mueve por intereses de inversionistas y especuladores, manipulan el precio independiente de la oferta y la demanda, y tendría que pasar algo excepcional en el mercado de fundamentales a la baja, para que las cotizaciones reaccionaran al alza de acuerdo a reales existencias. 
A los dueños del negocio no les interesa que la materia prima suba y a pesar de que podrían estar cómodos pagando US$2 por libra, como de hecho lo hicieron hace unos años, ahora ante la turbulencia del petróleo y los precios de los commodities, nos tienen estancados en US$1,20 o US$1,30 por libra. Ni la devaluación por la que abogamos varios años ha servido para elevar el precio en pesos al productor, con el agravante que los insumos han subido al ritmo de la tasa de cambio, a pesar de la baja del petróleo, principal insumo de muchos de ellos. Ante lo anterior, difícilmente los precios subirán al productor y cada vez se hará más difícil ser sostenibles en la actividad. 
En el nuevo orden mundial de los negocios, donde es necesario innovar, generar nuevos productos, ser competitivos, usar tecnología, los cafés especiales por calidad de taza son una salida inexplorada e inexplotada en nuestra caficultura caldense. El uso de las TIC para el aseguramiento de la calidad y la trazabilidad, es una herramienta de uso técnico para el registro de procesos y su estandarización; esto permite llegar a altos niveles de calidad, y con la información registrada, mantener la consistencia para que siempre estemos ofertando café de un perfil similar. Con frecuencia en nuestro medio, algunos productores obtienen altos puntajes de taza en concursos de calidad, venden muy bien unos kilos de café en subastas, pero cuando vuelven a comprarles, no son consistentes en los puntajes de taza. 
La trazabilidad permite al consumidor sofisticado obtener información del origen del producto que adquiere y por el cual paga un sobreprecio importante. Mencionaba en el artículo anterior que los jóvenes son los que están disparando el consumo de café de alta calidad y que ellos tienen el mundo en su celular. La tecnología como herramienta técnica para aseguramiento de la calidad y la trazabilidad es también un factor diferenciador como estrategia comercial para que los consumidores interactúen más con el origen, la historia y el entorno de cada café. 
Lo anterior hay que complementarlo con estructuras comerciales diferentes, donde el que produce calidad pueda acceder a modelos de valor compartido donde los diferenciales no se queden en los eslabones intermedios de la cadena de valor.
Uno de los desafíos más grandes que la humanidad enfrenta es abordar las cuestiones sociales a través de mecanismos de cooperación entre los miembros de las comunidades, donde la gestión de negocios y las actividades comerciales puedan ser utilizadas para aumentar, no solo el valor económico sino también crear valor social. Estos mecanismos descritos anteriormente son una salida para muchas comunidades productoras, las cuales permitirían tener una sociedad sostenible, eficiente y que les permita a estos grupos de personas tener una vida próspera.