Bien diferente es el asunto cuando las acciones de los hombres se constituyen en la razón de ser de una cosa a cuando estas resultan ser la consecuencia de esas realidades. Todo lo que en el mundo es y existe tiene una razón de ser. Es condición necesaria de la realidad ontológica de una cosa el que estén presentes en ella uno o varios motivos que la expliquen y justifiquen. Por otro lado se denomina consecuencia un hecho que se deriva o resulta de otro que tenga realidad propia.
Es una verdad que la Fiesta de Toros posee diversas condiciones necesarias que se constituyen en ingredientes de su naturaleza, que la evidencian en el tiempo y en el espacio; en una palabra, que constituyen su razón de ser; veamos:
La Fiesta existe dada su profundidad histórica ya que sus raíces se remontan a ritos religiosos, sacrificios paganos y/o acciones sacramentales que han evolucionado con el correr de los siglos y aún en la modernidad, con remozadas maneras, se hacen presentes en la vida del hombre. La tauromaquia, claramente de origen español, vive en el viejo continente y en el nuevo mundo porque es parte de esa cultura ibérica que junto con otras realidades, costumbres y tradiciones se trasladaron a América. En los toros se juega con la muerte y el riesgo es algo que ha ejercido un imán misterioso sobre los seres humanos desde los tiempos más remotos. La tauromaquia ha sido fuente inagotable de inspiración para pintores, escritores, escultores, poetas y músicos y se ha constituido, a través de los tiempos, en un vehículo creador de arte, arte en movimiento tan actual y apetecido, al que se llega por la vía de la plasticidad que se logra a través de los movimientos corporales del torero, gracias a los vuelos rítmicos de capas y muletas y gracias al compás cadencioso de las embestidas de los toros. La actividad taurina existe porque es fuente indiscutible de sana distracción para aquellos cuya sensibilidad les permite gozar de tan atractivo divertimiento. Mientras la corrida de toros provea de empleo honrado al sector de la sociedad que sueña con arroparse bajo los vuelos del capote del espectáculo taurino en cualquiera de sus posibilidades empresariales, comerciales o profesionales y que por esa vía busque alcanzar sus sueños de éxito, esta sobrevivirá siempre al servicio de esas ilusiones.
Podría continuar con muchas más razones de ser de la Fiesta taurina, pero he decidido hacer un alto para recordar que al inicio hablamos de "consecuencia" que, en el caso que nos ocupa, es precisamente la muerte del toro en el ruedo. Ese evento, que tanto incomoda a los dizque "defensores de los animales", no es la causa, el motivo, la justificación, la explicación ni mucho menos la razón de ser de la tauromaquia, del espectáculo taurino, de la corrida de toros. La muerte del toro a la vista del público y como colofón, como epílogo de una buena o mala actuación; es solo eso: una consecuencia de lo que ha sucedido en el ruedo.
Y es algo bien distinto la razón de ser de algo a sus consecuencias. Como dice el proverbio español "Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa". A los toros no se va, como equivocadamente afirman los enemigos de la corrida, a ver matar toros. Se va a disfrutar del arte, del valor, de la entrega, de la plasticidad, del respeto a la ritualidad, de tantas cosas unas concretas otras abstractas que suceden gracias a la presencia de los actores del espectáculo, incluido claro está el toro, actor principal, Rey de la Fiesta. Hay que tener una mente muy retorcida o ser muy ignorante para llamar asesinato, que es un crimen premeditado, a la muerte del toro en el ruedo; al contrario ese tránsito "al paraíso de los toros" es un sacrificio ritual, es un honroso final de la vida de un animal.
Recibe un abrazo de tu amigo. El Fraile
Añadido: ¿Hasta cuándo toleraremos la marcada fractura social, económica, política y humana que existe en este país? Cincuenta y seis colombianos secuestrados (¿ciudadanos de segunda?) en lo que va del año y nada pasa. Un general (¿ciudadano de primera?) "retenido" y vuela "pomada" al zarzo" no solo en el gobierno sino en los medios, en los recintos políticos….
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