En todas las sociedades, la muerte de una mujer es una tragedia para todas la comunidades, la familia involucrada pierde su balance y muchas veces el norte, un hijo crecerá sin el amor y la guía insustituible de una madre; la muerte de una mujer es una desventura, sea por la causa que sea, peor aún si aquella es evitable. En Caldas, el cáncer de mama y de cérvix nos roba más de 130 mujeres al año ante la mirada indolente de muchos actores del sistema de salud y de la sociedad, y del escepticismo de la persona misma.

Según el Observatorio Social de Salud Pública de Caldas, en lo corrido del 2014 se han presentado 29 defunciones por causa del cáncer de cuello uterino y 32 por cáncer de mama. Aunque son cifras relativamente inferiores comparadas con los dos años anteriores, la mayoría de ellas hubieran podido evitarse desde el enfoque preventivo o desde la atención oportuna y de calidad esperada por parte de las EPS y las IPS de nuestro departamento.

Nuestro sistema de salud está diseñado tristemente para la enfermedad y no para la salud, y las barreras para el acceso disminuyen las probabilidades de supervivencia. Esta es una realidad que debemos cambiar y que no podemos aceptar como sociedad, por ello está en nuestras manos seguir aportando a esta fatídica estadística o sumarnos a la vida protegiendo a este ser precioso, la mujer. La orientación del sistema de salud en nuestro país persiste en invertir ingentes recursos en la administración de la enfermedad; es así como se ostenta con tecnología de punta2 en las capitales para realizar diagnóstico y tratamiento de dolencias que bien podrían manejarse en los territorios con tecnologías sustentables y de bajo costo, al alcance de todos. De manera perversa el acceso a la tecnología de avanzada supone un adelanto solo para los más favorecidos, mientras que los grupos más vulnerables deben conformarse con “medicina para pobres”.

La Dirección Territorial de Salud de Caldas está empeñada en desarrollar un modelo diferente, transformador, social, sostenible e intersectorial que procure por la salud de sus comunidades, buscando el bienestar individual, familiar y colectivo en cada uno de sus determinantes sociales. Ello quiere decir, que la salud es el resultado del bienestar en educación, en nutrición, en uso del tiempo libre, en cultura, en seguridad, en agua potable, en vivienda, etc., y por ello cada sector e institución involucrada debe aportar, a través de un Plan de Intervenciones Colectivas Intersectoriales (PICI) los recursos y las soluciones en el marco de un banco de ofertas, para llevar la institucionalidad del Estado a la puerta de cada ciudadano según sus necesidades. Esto es Atención Primaria Social.

Así mismo, Cuídate-Cuídame es una estrategia de información, educación y comunicación que propende, desde el marco de la Atención Primaria Social, generar cambios conductuales en la comunidad que garanticen una temprana detección de los factores de riesgo presentes en la génesis del cáncer en la mujer, hasta la garantía de la prestación del servicio con cero barreras para el acceso, construyendo acuerdos con todas los actores del sistema de seguridad social para garantizar la educación, la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad, el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno.

Evidentemente sí se puede disminuir la mortalidad por cáncer de cérvix y de mama, estableciendo un compromiso por la vida, aplicando habilidades sobre autocuidado individual, familiar y comunitario, humanizando al sistema de salud y garantizando la atención con oportunidad, calidad y eficiencia, siempre recordándoles a nuestras valiosas mujeres que lo más importante son ellas mismas. Que así como deben gozar de tiempo para dedicar a los hijos, al esposo, a la familia, al trabajo y a la sociedad, también es vital dedicar al menos 10 minutos de su vida para capacitarse y practicarse el autoexamen de mama, acudir a realizarse la citología y visitar al médico de manera preventiva. Confiamos en la responsabilidad de nuestras mamás.