Mucho se habla de la responsabilidad de la familia en la enseñanza de valores a los hijos. Para comenzar a hablar de ello, es necesario preguntar: ¿Padre y madre por el hecho de poder concebir están capacitados para criar los hijos? Es posible que la respuesta sea un no y es que traerlos al mundo puede ser inclusive lo más fácil. Es el camino que se anda con ellos, lo que genera tareas y responsabilidades que tornan compleja esta experiencia.
Una acción fundamental en la crianza es proteger y cuidar, verbos que hay que conjugar en todos los tiempos con el fin de brindar seguridad y confianza, valores que son imprescindibles en la interacción familiar y en el desarrollo cognitivo y emocional, tanto de los niños, como de los jóvenes.
Juega un papel importante en este asunto el ejemplo que los adultos brindan a los hijos en los diferentes espacios que comparten. Cabe aquí otra pregunta: ¿Padre y madre, han preguntado a sus hijos, qué piensan de sus progenitores?. Y en las respuestas se escuchan diferentes testimonios que dan cuenta de la imagen que tienen: “Juan Pablo tiene ocho años, al preguntarle dice: -mi mamá poco está en la casa, ella trabaja y los fines de semana se emborracha, el domingo duerme todo el día, y por eso nunca vamos juntos a ninguna parte”.
José Manuel cumplió 12 años, dice que su papá es su personaje favorito, montan en bicicleta, hacen mecánica, afirma que se siente muy orgulloso de hablar de él.
Son dos testimonios diferentes, cada uno con una huella particular en la memoria emocional, imágenes que se guardan con diferentes resultados en la crianza y la autoestima de cada hijo, ejemplos que se pueden seguir o se pueden transformar, de acuerdo con lo que cada uno de ellos teja en su mundo interior, es claro además que hay comportamientos de los padres que ponen en riesgo la salud emocional y el proyecto de vida de los hijos.
Es muy importante en las tareas de crianza que los padres se pregunten, si sus hijos son felices. Y es ésta, una pregunta que abre la puerta a múltiples respuestas, en un medio social en el cual algunos niños y adolescentes no se sienten amados, ni reconocidos por sus padres, ni encuentran asidero en su entorno social.
Quizás hay que hacer cambios en las interacciones familiares que incluyan la educación en valores y virtudes, estos no pueden verse como algo pasado de moda y sin importancia, por el contrario, son los cimientos indispensables para criar mejor a los hijos, tener unas más adecuadas relaciones familiares y apostarle a vivir en un mejor país.
Psicóloga - Docente Universidad de Manizales
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