Aliviar el sufrimiento, cuando curar ya no es posible, de eso se trata cuando hablamos de Cuidados paliativos, acciones y rituales que algunas personas y familias realizan para asistir a las personas queridas. Muchos semejantes mueren en circunstancias dramáticas y difíciles, lo que genera un inmenso impacto emocional, tanto en ese ser que se está despidiendo de este mundo, como en quienes están acompañando este proceso.

La Organización Mundial para la Salud desde el año 1990, se ha preocupado por dicha situación y define así los Cuidados paliativos: «Enfoque que mejora la calidad de vida de pacientes y familias que se enfrentan a los problemas asociados con enfermedades amenazantes para la vida, a través de la prevención y alivio del sufrimiento por medio de la identificación temprana e impecable evaluación y tratamiento del dolor y otros problemas, físicos, psicológicos y espirituales».

Mitigar el dolor de la persona enferma y de sus familias, es entonces, uno de los objetivos contemplados dentro en la normatividad de los Cuidados paliativos, lo que aclara y visibiliza tanto el dolor del paciente, como de los cuidadores y del entorno que rodea todo el proceso de enfermedad.

En los cuidados paliativos, se considera a la muerte como parte de un proceso natural y por lo tanto, desde esta perspectiva, no se realiza ningún procedimiento para acelerar la muerte y tampoco para prolongar la vida. Uno de los objetivos más importante, es aliviar el dolor físico del enfermo, lo cual es una de las acciones fundamentales para brindar calidad de vida. De otro lado, se busca que tanto el enfermo, como sus cuidadores y familiares reciban apoyo psicológico y espiritual.

Para todos los miembros involucradas en momentos como éstos, es importante contar con dichos soportes puesto que ellos van a ayudar a entender y a aceptar los cambios que se afrontan con el enfermo y las diferentes emociones y sentimientos que van aflorando durante la enfermedad, más aún cuando los procedimientos realizados no han dado los resultados esperados y son pocas las ilusiones de volver a vivir como antes de la enfermedad, lo que también es causa de dolor.

Tanto el paciente como la familia y cuidadores, alcanzan con el paso de los días, un alto nivel de estrés, el cual requiere de un especial apoyo, a fin de poder compartir con el aquejado las vicisitudes que el diagnostico, el tratamiento, las gestiones en las empresas de salud y los cambios familiares, emocionales y económicos se suscitan, cuando el padecimiento se hace presente en algunos de los seres queridos.

Al respecto, la médica psiquiatra Elisabeth Kubler Ross, una mujer que trabajó con dedicación y devoción con pacientes enfermos y próximos a morir, designó cinco etapas por las que pasa no solo el paciente, sino además sus cuidadores y familiares: negación, depresión, trueque o negociación, rabia y aceptación, momentos éstos que permiten en muchas ocasiones arreglar los asuntos pendientes que se tienen como una sana manera de aligerar el equipaje emocional y prepararse para vivir y asumir la finitud.

En Colombia el pasado 8 de septiembre se dio aprobación a la Ley 1733 denominada: ‘Ley Consuelo Devis Saavedra’, mediante la cual ‘se regulan los Cuidados paliativos para el manejo integral de pacientes con enfermedades terminales, crónicas, degenerativas e irreversibles en cualquier fase de la enfermedad de alto impacto en la calidad de vida’.

Esta ley ésta no solo pretende mejorar la calidad de vida del enfermo y sus familiares, sino que además pone de manifiesto los Derechos que tienen los pacientes en estado terminal y hace énfasis en que ellos deben recibir apoyo en su estado emocional, como una manera de mitigar el impacto y el dolor que la enfermedad ha generado en cada uno de las personas involucradas en esta experiencia y en este aprendizaje de vida y en otros momentos de despedida.