La incorporación demasiado temprana de nuevos alimentos y el consumo de productos preparados conduce a ingestas excesivas de sodio. El consumo de sal entre la población es elevada, los estudios realizados encuentran que la ingesta promedio está en 9,7 gramos por persona, cada día, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no sobrepasar los 5 gramos.
Este dato genera preocupación entre las entidades y organismos de Salud pública, ya que el exceso de sal es un factor que multiplica el riesgo de hipertensión arterial (HTA).
La inquietud es mayor cuando esta realidad afecta a la población infantil, ya que además de acarrear consecuencias negativas sobre algunos órganos, como los riñones, también se puede afectar la salud del futuro adulto.
El problema es aún mayor porque los hábitos alimentarios también pueden quedar condicionados, en especial la educación del paladar, puesto que una exposición temprana a un nivel alto de sal, puede conducir a una mayor preferencia por este sabor y por cantidades elevadas.
Las causas que explican esta condición las encontramos en la alimentación complementaria, definida como la incorporación de nuevos alimentos con un incremento en la variedad de texturas, sabores, aromas y aspectos.
Debido a que los alimentos sólidos contienen mucho más sodio que la leche materna y la de fórmula (cuando es baja en sodio); cuando los pequeños empiezan a ingerir otros alimentos, diferentes a la leche, consumen demasiada sal.
Los principales responsables del aporte de sal son platos preparados, productos manufacturados, salsas y la leche de vaca administrada antes de los 12 meses.
Un pequeño análisis de las tablas de composición de alimentos revela que muchos alimentos para los pequeños son muy ricos en sal. Por ejemplo, cereales achocolatados 1,8 gramos, galletas saladas 1,5 gramos.
Para evitar el exceso en el consumo de sodio de los bebes se recomienda limitar la ingesta de alimentos ricos en ella y no añadir a los alimentos preparados en casa, cosa que se debe retrazar hasta que el niño cumpla un año.
A partir de entonces, se pueden añadir pequeñas cantidades de sal, siempre yodada.
Con media cucharadita al día de sal yodada se cubren las ingestas recomendadas para los bebes y niños pequeños.
*Nutricionista Dietista Clínica - Universidad Nacional de Colombia Educadora acreditada en diabetes
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