Elizabeth Ortiz Palacios * saludablearas@yahoo.com.co

Se escucha con frecuencia "pero cómo se te ocurre ponerle..., eso no lo lleva", "ese sancocho puede estar muy rico, pero no es la receta original. Le han agregado otra cosa y no sabe cómo el de mamá".

Las comidas de ellas no son solo comidas, son recuerdos, sensaciones, acuerdos, ofertas, etc. Todo está lleno de amor y de muchas apreciaciones. Como cuida la mamá no lo hace nadie, muchos lo aseguran.

Generalmente ella disfruta cocinando, porque siempre tiene a su alrededor buenos comensales que aprecian las preparaciones y tienen buen apetito. Cuando cocina para estos utiliza la creatividad, así le pidan la preparación de siempre. Son creativas, a pesar de no ser grandes cocineras. Se lanzan sin miedo y diseñan platos, cambiando unos ingredientes por otros.

En ellas y sus cocinas hay tradiciones intocables que identifican una región y caracterizan una familia. Tradiciones que van de una generación a otra y se preservan a través del voz a voz (no todas sabían leer y escribir, pero si tenían grandes memorias) o escritas (dejaron sus cuadernos), etc.

Su educación se fundamentaba en las técnicas básicas de la culinaria, las que aprendían de las cocinas de sus madres o sus abuelas. También aprendían de otras madres o abuelas, perfeccionando este arte.

Esa cocina tradicional es la base de la nueva cocina creativa. Por eso sus descendientes le han dado un valor especial a ese trabajo, tanto que lo trasmiten desde sus restaurantes o sus programas de televisión.

Las madres de hoy consultan libros de gastronomía, exploran en Internet, consultan críticos culinarios y hacen la receta.

¡Manos a la obra!, solo queda cocinar y que cada uno prepare la receta seleccionada para trasmitirla de generación en generación.

* Nutricionista y dietista clínica de la Universidad Nacional de Colombia. Educadora acreditada en diabetes.