El consumo habitual de alimentos crudos es fuente de nutrientes reguladores como vitaminas, minerales, fibra, oligoelementos y otros fitoquímicos. También previene diversas enfermedades, mejora los síntomas de varios trastornos digestivos, facilita el control de la glicemia, del peso, retarda el envejecimiento y optimiza los nutrientes de los alimentos.
La Organización Mundial de la Salud recomienda consumir cinco raciones o porciones de frutas y verduras al día, en especial crudas, para alcanzar el equilibrio nutricional, pero tomando ciertas precausiones sanitarias.
En la mayoría de los casos los alimentos crudos pueden ser vehículo de microorganismos patógenos o parásitos, contaminar a través del agua de riego o del propio sustrato de la tierra, por eso las medidas de seguridad se resumen en dos consejos básicos:
1. Elegir un producto de confianza en su origen, que además debe estar fresco.
2. Extremar las medidas de higiene en cuanto a la manipulación. Limpiando con agua posibles restos de tierra e impurezas y luego proceder a la desinfección con una solución de agua con unas gotas de soluciones comerciales.
3. Siempre se deben lavar las frutas con agua potable.
Por tradición, se consumen crudas algunas hortalizas, frutos secos o deshidratados y algunas semillas son incluidos en los menús diarios por ser fáciles de incorporar, su preparación no es laboriosa y apenas requieren aliños o aderezos como:
- Ensaladas: Compuestas por los ingredientes más populares como la lechuga o mezclados con hojas más selectas, como rúcula o acedera, combinados con otros vegetales. Estimulan los cinco sentidos por sus colores, aromas, variedad de sabores y crujiente textura.
- Fruta fresca: Mezclar trozos de fruta fresca con gelatina. Hay que aprovechar las de temporada o cosecha.
- Frutos deshidratados: Hoy existe una gran variedad que permite aprovechar al máximo la abundancia de las cosechas. Las que son pasas son una fuente de energía que concentra los nutrientes valiosos como vitaminas, minerales y fibra.
- Frutos secos: Maní, almendras, avellanas y otros frutos secos son fuente de antioxidantes. Las semillas de calabaza, sésamo y lino las encontramos con frecuencia añadidas a las ensaladas. El tradicional maní en caldos, cremas y sopas haciéndolas más interesantes.
*Nutricionista Dietista Clínica - Universidad Nacional de Colombia
Educadora acreditada en diabetes
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