La Organización Mundial de la Salud recomienda que la lactancia materna se prolongue, como mínimo, hasta los seis meses de vida del bebé. A partir de ese momento, es necesario introducir de forma progresiva nuevos alimentos en su dieta. Requieren más energía y nutrientes para cubrir sus necesidades para el crecimiento y desarrollo.
Retrasar esta diversificación puede provocar falta de apetito, además se desaprovecha una etapa vital para la educación del gusto y la adaptación del bebe a una alimentación completa y equilibrada.
A medida que crece, se reducen las tomas de leche materna, teniendo en cuenta que no debe comprometer el aporte total de leche (sea materna o de fórmula), que tiene que mantenerse por encima del medio litro al día en cualquier caso.
Al introducir los alimentos sólidos en la dieta, el aporte hídrico debe aumentar y es preciso ofrecerle agua y en especial cuando está enfermo (fiebre o diarrea) o en los días calurosos.
Mientras que es pequeño no desarrolla por completo la capacidad de producir orina concentrada, por lo que necesita más cantidad de agua para disolver las sustancias que se eliminan.
La forma habitual de introducir la alimentación complementaria es sustituir una a una la toma de leche. Es importante hacerlo con un intervalo suficiente para que el niño conozca y acepte los nuevos alimentos, esto le dará tiempo al organismo para adaptarse y a los adultos para identificar alergias o intolerancias a productos específicos.
En este período es vital la introducción tardía de alimentos que contengan gluten (proteína presente en el trigo, centeno, avena, cebada y en un híbrido de trigo y centeno llamado triticale). Los cereales que no contienen gluten son maíz, arroz, mijo y sorgo.
También hay que destacar que retrasar aquellos alimentos más alergenos como el huevo, el pescado o frutas como la fresa a una edad en la que la permeabilidad intestinal es menor, disminuyen las posibilidades de desarrollar una alergia alimentaria. En niños con antecedentes atópicos no deben incorporarse antes del año.
Hay que abstenerse de añadir sal o azúcar a las preparaciones, pues él tiene unas necesidades inferiores de sodio a las de las personas adultas. Es preferible habituar al bebé a consumir los alimentos en su estado natural.
*Nutricionista Dietista Clínica - Universidad Nacional de Colombia - Educadora acreditada en Diabetes
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015